Agustín nace el día 7 de marzo de 1902, en Cardo, pequeño pueblo del Concejo de Gozón, muy cerca del impresionante Cabo Peñas. Su padre, Manuel Menéndez García había nacido en Piedeloro, termino municipal de Carreño, trabajador del campo; su madre, Concepción Fernández Fernández, era natural de Nembro (Gozón).
Al igual que su
progenitor, Agustín se dedicó a la agricultura, sin embargo, el destino tenía
otros planes para él. A los 20 años, la llamada del “sueño americano” le llevó a Cuba, donde regentó un restaurante y
desempeñó roles comerciales durante tres años.
La realidad de la situación en aquel país, distaba mucho de lo que los
paisanos y retornados habían descrito. Así que en el año 1935, regresa a Asturias, decidido a apoyar a
su familia en aquellos tiempos tan complicados.
Poco duró su tranquilidad, ya que la sublevación del
ejército franquista contra la República desencadenó una terrible Guerra Civil
en la que Agustín participó activamente. Se alistó voluntario en un batallón de
milicias el 26 de septiembre de 1936, sin embargo, su compromiso se vio
interrumpido cuando resultó herido el 22 de mayo de 1937. Este acontecimiento
marcó un paréntesis en su participación militar, mientras pasaba cuatro meses
en un hospital recuperándose.
Al poco tiempo y con el avance del ejército sublevado,
decidió emprender la huida, dirigiéndose hacia el País Vasco. Cruzó a nado el
río Bidasoa desde Behobia, barrio en Irún, Guipúzcoa, hasta alcanzar la orilla
en San Juan de la Luz, situándose así en Francia, donde esperaba encontrar
refugio y protección.
Allí
trabajó en el “Restaurante Pablo”, resulta curioso saber que hoy en día, un
establecimiento llamado "Chez Pablo" continúa existiendo en la misma
ubicación; fue inaugurado en 1930 y lo
regenta la cuarta generación por lo que es muy probable que éste sea el lugar
donde trabajó Agustín, hasta abril de
1938.
Posteriormente
decidió trasladarse a trabajar a las
Landas, quizás en busca de nuevas oportunidades o simplemente como parte de su
incesante búsqueda de estabilidad en tiempos turbulentos. En el frío mes de
enero de 1939, su destino laboral le llevó a convertirse en peón forestal en
Lévignacq, una pintoresca localidad ubicada en la región de Aquitania. Su empleador era el Sr. Lacaze, un respetado
industrial con base en Mont-de-Marsan, le pagaba 45 francos por día.
Con
el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi, Agustín fue
arrestado y trasladado al campo de internamiento de Royallieu, cerca de
Compiègne. Sin embargo, su verdadero calvario comenzó el 24 de enero de 1943,
cuando fue enviado al campo de concentración de Sachsenhausen, ubicado en las
afueras de Oranienburg, al norte de Berlín. Este traslado se llevó a cabo en el
convoy conocido como los "31.000", el cual transportaba a 1.530
hombres y 230 mujeres. En la ciudad de Halle, las vías de sus destinos tomaron
rumbos diferentes: las mujeres fueron conducidas hacia Auschwitz, mientras que
los hombres siguieron rumbo hacia Sachsenhausen. La mayoría de las personas
deportadas en este convoy habían sido arrestadas en las Landas en septiembre u
octubre de 1942 por la policía francesa, principalmente por su colaboración con
la resistencia y/o actividades comunistas.
Por este campo de concentración
llegaron a pasar entre 1936 y 1945 alrededor de 200.000 prisioneros (incluidas unas
4.000 mujeres), de los que se sospecha
que murieron más de 45.000 a causa de malnutrición, enfermedades,
ahorcamientos, fusilamientos y en la cámara de gas construida en 1944. En sus
alrededores había importantes fábricas, donde los prisioneros trabajaron como
mano de obra esclava para la industria bélica alemana. Nuestro protagonista, matriculado con el
numero 58647, es enviado a trabajar en el campamento satélite HeinkelWerke, que
era una fábrica de aviones, y donde los republicanos españoles adscritos a este
kommando participaron activamente en el sabotaje para mermar la capacidad militar
alemana, aún sabiendo que este acto era
penado con la muerte.
El testimonio de Felipe Noguerol, superviviente del campo, es espeluznante:
“Un grupo
importante fue destinado a la fábrica de aviones de Heinkel…entre los 8.000
prisioneros empleados en ella 41 éramos españoles. Por eso lo llamaban Komando
Heinkel, aunque en realidad era un auténtico campo anexo. Se trabajaba día y
noche y el ritmo de producción era agotador. Esto, añadido a la pésima comida
que nos daban y a los malos tratos recibidos, sin olvidar las epidemias que se
declararon, sobre todo el tifus y la disentería, provocaría una gran cantidad
de muertes”.
El 15 de abril de 1943, Agustín fue
ingresado en la enfermería del campo. Tras enfrentar innumerables dificultades
y sufrimientos, su salud había decaído considerablemente. Finalmente, el 22 de
abril de 1943, se registra su muerte, dejando tras de sí un legado de valentía
y resistencia.
Biografía de Maribel Luna Baragaño