lunes, 31 de enero de 2022

ALFREDO ANDRÉS SANTOS, de Gijón.

 

                           

     Deportado y evadido del “Tren Fantasma”


Recorrido del “Tren fantasma” hacia el campo de concentración nazi de Dachau.


En la casa familiar de la actual calle Manuel Llaneza nº12 de Gijón -primero llamada Calle Manuel Azaña en 1931 y durante el período de la dictadura franquista nombrada Avenida Calvo Sotelo-  nació el asturiano Alfredo Andrés Santos el día 21 de setiembre de 1883. Sabemos que tuvo tres hermanas: Concepción, María y Adela. Estaba casado con Carmen Miranda Gallego y formaron una familia con  cuatro hijos: Rosario Andrés Miranda, fallecida de niña en Gijón el día 22 de junio de 1929 a los 10 años de edad, Alfredo Felipe Andrés Miranda, fallecido a los 88 años el día 22 de noviembre de 2007; casado en la Iglesia San Lorenzo de Gijón en el año 1952 con Oliva Solar Fernández, no tuvieron hijos. Maruja Andrés Miranda, emigrada a Brasil y fallecida, tenía un hijo que se casó y afincó también allí.  Charo Andrés Miranda, su cuarta hija, emigró y falleció en Méjico.

Alfredo Andrés Santos perteneció al Sindicato Mercantil de la CNT, según nómina de haberes con fecha diciembre de 1936, de la fábrica de chocolates “La Herminia” de su ciudad natal. Fue también subgerente del Consejo Local Cooperativo de Gijón.

Militó en el Partido Republicano Liberal Demócrata (PRLD), más conocido como Partido Liberal Demócrata, organización de ideología centrista y liberal que existió durante la década de 1930. Fue creado al instaurarse la Segunda República en 1931. Su influencia política tuvo lugar en varios focos de apoyo localizados en AsturiasSalamanca y MadridEsta formación minoritaria, fundada y liderada por el gijonés Melquiades Álvarez, participó en los gobiernos del periodo 1933-1935. El Partido Liberal Demócrata se extinguió tras la Guerra Civil.

Afredo abandonó probablemente Asturias al producirse la invasión total del norte por las tropas franquistas en octubre de 1937 y acabaría  exiliado en Francia tras la derrota de la República. Sabemos que en el transcurso de la II Guerra Mundial se encontraba internado en el campo de concentración francés de Le Vernet, figurando en un listado de 67 personas sacadas  para ser deportadas a los campos nazis.

 Comunicado de prensa de Henry y Charles FARRENY

(Les "Olvidados" du Train Fantôme ) :

En el último conteo, que enviamos a la Fundación por la Memoria de la Deportación (FMD), habíamos avistado a 67 personas sacadas de Vernet el 30 de junio de 44 para abordar el Tren Fantasma, no mencionadas en el Libro Memorial publicado por la Foundatión pour la Memoire de la Deportation (FMD).

   

Apellidos y nombres
(a veces documentos diferentes)

Fecha y lugar de nacimiento (a veces documentos diferentes)

ALBERICH GINER Pascal

01/07/1921

Benicarló (España)

ALIET RUIS Jaime

13/05/1918

Albasa (España)

ANDRÉS SANTOS Alfredo

21/09/1883

Gijón (España)



Campo de Le Vernet


Los primeros internos españoles llegaron al campo de concentración francés  de Le Vernet el 10 de febrero de 1939, ubicado en los pre- pirineos franceses entre los pueblos de Le Vernet y Saverdun, en el departamento de Ariège (región de Occitania). En el campo únicamente había 19 barracones, pero en el mismo año se construyeron los otros 29. Fue ampliado para la acogida de combatientes españoles de la 26ª División Durruti que, después de la derrota de la Segunda República Española, habían traspasado la frontera con Francia y se encontraban recluidos en Latour-de-Carol. También llegaron al campo unos combatientes españoles de la 24ª División “García Vivancos”. En septiembre de 1939, pasó de ser un campo llamado de “internamiento” a un campo “disciplinario”, ya que en el mismo se recluyó a muchos refugiados provenientes de otros campos y prisiones de la costa mediterránea francesa, calificados por las autoridades francesas como republicanos españoles extremistas, y combatientes de las Brigadas Internacionales.

Junto a otros 402 detenidos en Vernet-d'Ariège, Alfredo Andrés Santos sería trasladado en camión a Toulouse, a la Cassern. Posteriormente, se les añadieron 150 prisioneros de la prisión Saint Michel y 24 mujeres. Todos fueron conducidos a la estación de tren de Raynal, para partir camino de la deportación en el tristemente conocido como "Tren Fantasma". Este tren, uno de los últimos que transportó deportados durante la II Guerra Mundial, tardó dos meses en realizar un trayecto que habitualmente se realizaba en tres días. Cerca de 700 forzados pasajeros de diferentes nacionalidades, entre ellos unos 260 republicanos españoles, y un colectivo de unas 60 mujeres, atravesaron un país que luchaba ya por su liberación.

Continuamente ametrallado y saboteadas las vías por la Resistencia, el tren circulaba por los raíles que permanecían operativos. Su itinerario incluyó paradas de días, deshacer trayectos, días retenidos en una sinagoga en Burdeos, marchas a pie, en pleno agosto, entre Roquemaure y Sorgues, parada en Montélimar, más de un centenar de evadidos...y un oficial alemán empeñado en alcanzar su destino costara lo que costara.

Según testimonio de José Artime Fernández, compatriota asturiano nacido en Verdicio (concejo de Gozón) y deportado superviviente al campo de concentración de Dachau en el “Tren Fantasma”:

[…] Trajeron a Vernet a los resistentes que estaban en la cárcel de Foix y en el campo de Noé, para embarcarlos con nosotros en camiones el 28 de junio de 1944, y llevarnos a la caserna (cuartel) militar de aquí, de Toulouse, que se llamaba la caserna Cafarelli.
Ahí quedamos 5 o 6 días, al cabo de los cuales nos embarcaron en un tren, que llaman el “tren fantôme” (fantasma), que era un tren de vagones para caballos.
Nos metieron a 70 u 80 por vagón, y estuvimos dando vueltas por toda Francia. La gente moría de sed y de hambre. Pasamos por Burdeos, Angoulême...
Estuvimos dando vueltas por toda Francia hasta que nos devolvieron a la prisión de Burdeos porque los guerrilleros franceses o españoles intentaron impedir que ese tren pasara la frontera alemana porque sabían que en ese tren íbamos muchos de la Resistencia.
Venía en el tren, entre otros, el director de la Banca de Francia, que había sido detenido por «actividad antialemana».
Y hubo muchos muertos porque los Aliados intentaron, bombardeando con la aviación, cortar las líneas férreas. A veces las bombas alcanzaban a los vagones. En el vagón en que yo iba hubo dos muertos y tres heridos por esa causa. Pasamos 58 días en ese tren. Tras haber habido muchos muertos en el camino, llegamos a Dachau”.

(“Españoles en la liberación de Francia: 1939-1945”, Cap IV. Félix Santos).

Los intentos de fuga que acabaron con éxito se producían entre la confusión generada por los bombardeos aéreos. En ocasiones levantando las planchas del vagón, aprovechando los momentos de detención en que hacían bajar a los prisioneros o dejándose caer en marcha por los angostos respiraderos.

Durante los 58 días que duró la odisea del convoy, se escaparon del mismo, en diferentes lugares del trayecto, aproximadamente 159 hombres y mujeres.
El primero en fugarse del tren fue un asturiano, Ángel Álvarez Fernández, que lo hizo el día 3 de julio en Sainte Bazeille (trayecto entre Toulouse y Bordeaux).
Fueron 291 deportados del campo de Vernet los que llegaron al campo de concentración de Dachau - a 13 km al noroeste de Múnich, en Baviera - el 28 de agosto de 1944, tras un viaje a la muerte de 58 días. A principios de setiembre llegarían las mujeres deportadas al campo de concentración de Ravensbrück, a 90 Km de Berlín.

El asturiano Alfredo Andrés Santos consiguió evadirse del Tren Fantasma en algún punto del recorrido, que aún desconocemos. Pero existe constancia de su evasión en un listado de evadidos publicado en el Boletín nº115 de “L'Amicale des Anciens Guérilleros Espagnols en France”:


Aún no tenemos datos sobre la vida posterior de  nuestro compatriota tras su evasión, en espera de recibir más información a través de los archivos franceses.

                    Sorgues, población y comuna francesa del departamento de Vaucluse (Avignon)

Biografía escrita por Begoña Álvarez Cienfuegos

Investigación Grupo Deportados Asturias

 

Fuentes:

-  Amicale du camp de  concentración de Vernet d’Ariège.

-  Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes “Españoles en la liberación de Francia: 1939-1945”, Cap IV. FÉLIX SANTOS.

-  Fondation pour la Memoire de la Deportation (FMD)

- https://www.lagavillaverde.org. Boletín nº115 de l'Amicale des Anciens  Guérilleros  Espagnols en France (FFI)

-  Memoire des hommes

-  Centro Documental de Memoria Histórica.

 


José Antonio Pérez Álvarez, de Gijón

 

         

                             

                         Stalag VII-A de Moosburg (Baviera). Distribución de la comida


En la casa que habitaba su familia de la calle del Real (concejo de Gijón), nació el día 6 de diciembre de 1910 José Antonio Pérez Álvarez, fruto del matrimonio formado por Félix Pérez Nuñes de Madrid, y Oliva Álvarez Fernández de Gijón. Sus abuelos paternos Guillermo Pérez y Ángela Muñiz eran naturales de El Ferrol y de Madrid, respectivamente. Sus abuelos maternos Antonio Álvarez y Generosa Fernández eran naturales de los concejos de Pesoz y de Gijón.

Sabemos que vivió en Barcelona en la calle San Sadurní 10 (Gracia). Por ello es muy probable que en La Retirada pasase a Francia atravesando la frontera pirenaica, formando parte del éxodo de republicanos tras ocupar Cataluña las tropas franquistas.

En el país galo se alistó en la Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE) nº 66, formada en el campo de concentración francés de Septfonds, región 8eme. Esta compañía estuvo destinada en las localidades francesas de Cravant, Chemilly y Vincelles. A través de “Memoire des hommes”, sabemos también del alistamiento de Antonio Pérez en el Regimiento de Marcha Extranjero (Quinta región militar) reclutado en Perpignan.

Tras la invasión del ejército alemán sobre Francia en mayo de 1940, fue capturado y encarcelado en un campo de prisioneros de guerra ubicado al norte de Munich, capital del estado de Baviera; el stalag VII-A de Moosburg (Stammlager A en el distrito militar VII), con el número de prisionero 17886. Este stalag fue uno de los campos de prisioneros de guerra más grandes de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial llegando a contar con más de 150.000 prisioneros de guerra. Fueron distribuidos en destacamentos de trabajo forzado en la industria y la agricultura. El campo funcionaba bajo la dirección de la Wehrmacht, en gran medida en conformidad con los acuerdos internacionales (Convención de Ginebra). También sirvió como un campo de tránsito a través del cual los prisioneros, incluidos los oficiales, fueron procesados ​​en su camino a otros campos. En algún momento durante la guerra, prisioneros de todas las naciones que luchaban contra Alemania pasaron por Moosburg:

“Había franceses, polacos, moros, senegaleses, etc. Se le llamaba el campo de los «perros» pues los S.S. patrullaban por el mismo constantemente con perros policías especiales que atacaban, en donde veían algunos grupos, en los que se intercambiaban objetos unos a otro, o bien, hombres que se dedicaban a buscar las peladuras de patatas para comer. Era entonces cuando soltaban los perros, y si eras alcanzado por falta de tiempo para meterte en alguna barraca, te mordían dejándote semidestrozado.

En el mismo día que entramos en el campo, observamos todos nosotros atónitos como un perro de estos salvajes, acometía ferozmente a un moro que andaba camino de su barraca: el desgraciado quedó muerto, después debatirse inútilmente de las garras de aquella fiera. Un día y con orden urgente, nos hicieron formar para partir.

Como siempre confección de listas de transporte, anotando como algo extraordinario; nombres, apellidos y oficio, preguntas que nos llenaron de incertidumbre, puesto que había diferentes rumores, en los que se afirmaba que partiríamos hacia Austria (alrededores de Linz) para trabajar en un campo, cada uno en su oficio o profesión y que después de tres meses de prueba seríamos liberados y trasladados hacia España. Al fin, fuimos trasladados a la estación, esta vez más escrupulosamente guardados que de costumbre, haciéndonos entrar en vagones pestilentes, que servían o habían servido para traslado de animales porcunos.

Nos entregaron un pequeño trozo de pan con su correspondiente 60 a 75 gramos de salchicha, todo esto para 24 horas, teniendo que mantenernos con tan abundante comida durante dos días Por las rejillas de los vagones observábamos el paso de las estaciones, sin notar nada de anormal.

Al llegar a los alrededores de Linz, tuvimos la gran decepción al contemplar los trajes rayados que cubría miserablemente los hombres famélicos, que agotados marchaban obedeciendo a los cabos de vara que los conducían a trabajos forzados. Sus voces y sus gestos eran acompañados de duros y feroces golpes.

Nosotros, luchadores en pro de una justicia más humana, sancionamos desde aquel momento el criminal sistema nacional-socialista, entronizado por la mente de un monocéfalo que impuso el crimen, como sistema y método, para eliminación de todo lo que representase conciencia libre”.

 (Amadeo Sinca Vendrell: Lo que Dante no pudo imaginar:Mauthausen-Gusen 1940-1945. Producciones Editoriales, Barcelona 1980, pág. 69-87.)


La permanencia en el campo de prisioneros de Moosburg de nuestro compatriota Antonio Pérez fue de dos meses aproximadamente, la Gestapo identificó a los prisioneros españoles con el objetivo de separarlos de los demás como "combatientes de la España Roja" para ser deportados. Fue incluido en un convoy que partió de la estación de München (Munich) con destino a la deportación al campo de concentración austríaco de categoría III(de no retorno) de Mauthausen, donde arribó el día 31 de agosto de 1941. Este sería el último convoy del mes de agosto de 1941, con un centenar de hombres (108 según lista de la FDP francesa). Su ficha de registro de entrada en el campo refiere como profesión cocinero y proporciona como dirección de contacto en calidad de cónyuge a Madalena Torrente Gorrea, con dirección en la rue Toul 122, Haute G. de Toulouse. En Mauthausen al asturiano Antonio Pérez Álvarez le robaron su identidad, para convertirlo en el nº 4680.

El día 20 de octubre de 1941 fue incluido con el número de matrícula 14094, para ser transferido al campo anexo de Gusen dentro de un grupo de deportados. Habían pasado dos meses desde su entrada en el campo principal. Las condiciones de “vida” en este campo eran aún más crueles e inhumanas que en Mauthausen.Miles de republicanos españoles perecieron a causa de enfermedades como el tifus y la tuberculosis, de inanición extrema, de palizas y torturas, de asesinatos en baños fríos, de exterminación por gas, de extenuación por el trabajo forzado… En el invierno de 1942, con temperaturas de 25 a 29 grados bajo cero, se produjo la tasa más alta de mortalidad.

Antonio Pérez Álvarez pudo sobrevivir en Gusen hasta el 26 de febrero de 1942, día en que los nazis registran en la ficha del campo su fallecimiento a la 14h.Tenía 31 años.

 

Biografía escrita por Begoña Álvarez Cienfuegos

Investigación Grupo Deportados Asturias


Fuentes:

-   - Amadeo Sinca Vendrell : “Lo que Dante no pudo imaginar: Mauthausen-               Gusen 1940-1945” Producciones Editoriales Barcelona 1980. (p. 69-87)-

-    - Arolsen Archives

-    - Banco de la Memoria

-    - Cartas del exilio

-    -  Combatientes.es

-    - Fondation pour la Memoire de la Deportation

-    - Registro Civil de Gijón

sábado, 22 de enero de 2022

Ceferino Rodríguez Aguado, de Gijón

 


Nació en Gijón el día 13 de octubre de 1917 en la casa paterna del barrio de  La Calzada, según consta en su certificado de nacimiento. Era hijo de Silverio Rodríguez Álvarez -de oficio jornalero- y de Cándida Aguado Rodríguez, naturales de Jove (parroquia de Gijón) y de Ávila, respectivamente.

Por la esquela de su hermana Mª Luisa, fallecida en Gijón el día 9 de diciembre de 1987, sabemos que Ceferino tenía siete hermanos: Mª Luisa, Dolores, Argentina, Antonio, Amparo, Luis y Alicia.

Tras la victoria del golpe de estado franquista creemos que pudo haber formado parte de la Retirada hacia el exilio en el invierno de 1939. Aparece alistado en Francia en la 4ª CTE (Compañía de Trabajadores Extranjeros). El primer destino de esta CTE fueron los Alpes franceses, donde se instaló en el municipio de Bourg Saint-Maurice, comuna francesa situada en el departamento de Saboya, en la región Auvernia-Ródano-Alpes.

Coincidiendo con la entrada del año 1940, la 4ª CTE fue trasladada al norte, a defender la frontera con Alemania. En la localidad alsaciana de Baerendorf, los prestatarios sufrieron las bajas temperaturas del invierno y el rechazo de la población autóctona, que poco a poco fue acostumbrándose a la presencia de los refugiados españoles. Hecho prisionero durante la invasión alemana de Francia en mayo-junio de 1940, Ceferino Rodríguez estuvo prisionero en el frontstalag 140 de la localidad de Belfort (Francia). Desde esta instalación, cercana al frente de guerra, fue derivado al campo de prisioneros stalag XI-B ubicado en Fallingbostel, próximo a la ciudad alemana de Hannover (Baja Sajonia).

Ceferino Rodríguez fue deportado desde la estación de Fallingbostel el día 24 de enero de 1941, en el mayor convoy de prisioneros de guerra españoles llegado al campo de concentración de Mauthausen, 1506 hombres en total de los que más del 77% acabarían asesinados. En el mismo convoy que nuestro compatriota sabemos que iban más de 20 asturianos deportados, entre ellos el asturiano Laureano Navas- nacido en el concejo de Quirós-. Laureano Navas fue uno de los Kapos de Mauthausen-Gusen, término con el que se nombraba a los capataces de los Kommandos de trabajo, jefes de barraca, de limpieza etc. Todos ellos, como deportados, fueron al mismo  tiempo prisioneros y verdugos; superando a veces en la macabra vida cotidiana del campo de concentración la crueldad de los propios guardianes SS.

El oscense José de Dios Amill relató en sus memorias el viaje de este convoy, desde Fallingbostel hasta la estación de Mauthausen:

“El vagón que nos habían destinado iba repleto hasta los topes de hombres hacinados como sardinas en lata. […] Nos dieron un pedazo de pan, un trozo de salchichón y una botella de agua […] Los dos días que pasamos en aquel tren fueron de continuo sufrimiento […] Cada vez que cambiaba el turno para estar de pie o tumbados había una hora de intervalo que servía para comer, charlar y fumar […] los alemanes nos habían dado una lata de unos diez litros y en ella hacíamos nuestras necesidades. Por turno, cada dos horas, la vaciábamos en un agujero que había para ello en un rincón del vagón. […] nos convertimos en unos seres a los que ya nada inmutaba, solo era nuestra animalidad la que se revelaba […] Ya empezaba a clarear el día cuando nos hicieron bajar por turno, vagón por vagón, para controlar aquella avalancha de presos. Descendimos del nuestro a los gritos y golpes de los terribles S.S, …vimos las calaveras como símbolo de la muerte en sus cuellos, bocamanga y gorra…Proferían gritos ininteligibles que sembraban el terror”.

Ceferino Rodríguez Aguado ingresa en el campo de concentración con 23 años, el día 27 de enero de 1941. Se le asigna el número 5718. En su ficha de registro en el campo dejaron constancia de que su profesión era vidriero y se detalla como dirección el nº 20 de la Calle Brasil de Gijón.

De la subida hasta la colina donde se encontraba el Campo, José de Dios Amill refiere:

 “Pronto iniciamos la subida de una colina acuciados por los gritos y los palos de nuestra terrible escolta. Nos resultaba difícil caminar por un trayecto de continua pendiente […] Nos cruzamos con pequeños grupos de cinco o seis hombres que llevaban el traje rayado propio de los presidiarios. Con extremo candor, pensamos que habría allí algún penal sin llegar a darnos cuenta que aquella sería nuestra vestimenta dentro de poco. Lentamente, pero siempre hostigados por los S.S: íbamos ascendiendo por la larga pendiente […] cuando estábamos llegando a la puerta vimos por los alrededores más grupos de presos con traje rayado. Así nos dimos cuenta de que procedían del campo. Por fin apareció ante nuestras miradas la gran portalada que daba entrada al campo y que de verdad resultaba imponente […] La cruzamos y fuimos a parar a una gran plaza donde nos hicieron formar en grupos y filas de cinco, entre todos llenábamos el recinto; probablemente pasábamos de dos mil.”

Permaneció en el campo de Mauthausen durante dos meses, hasta que el 29 de marzo de 1941 fue transferido al campo anexo de Gusen y de nuevo reasignado con otro número de matrícula:11439. Consiguió sobrevivir a cuatro años de infierno nazi, hasta la liberación del campo por parte del ejército estadounidense el 5 de mayo de 1945. Tenía 27 años.


Biografía escrita por Begoña Álvarez Cienfuegos

Investigación Grupo Deportados Asturias


Fuentes:

-          Archivos Arolsen

-          Banco de la Memoria Democrática

-          http://cartasdelexilio.free.fr

-          José de Dios Amill (Fraga-Huesca, 1910-2002): 

           “La verdad sobre Mauthausen”, 1995, Barcelona, Sirius edicions.

-          Registro Civil de Gijón

 

 

 

martes, 11 de enero de 2022

José García Fernández, de Moreda

 



Casado con Marie Louise Nuez con la que tenía una hija, Josette que nació el 25 de marzo de 1943, José García Fernández fue uno de los españoles que habiendo sido liberados falleció durante el proceso de repatriación.

Nacido en Moreda (15/5/1915) en 1939 se encontraba en Francia, trabajando de minero en Escaro (Pirineos Orientales). Aprovechando el trabajo debió robar explosivos y detonadores con destino a los maquis y resistentes.  En su entorno había ex brigadistas internacionales como José Viñuelas Sánchez. García y el polaco François Nyenzyla fueron detenidos por la gendarmería francesa. En el caso de García fue detenido en Escaro el 2 de agosto de 1943. Enviado primero a Perpiñán después fue enviado a Montpellier donde fue condenado en septiembre de 1943. A finales de año fue trasladado a la prisión central de Eysses; en dicho traslado se encontraba el vecino de Agullana nacionalizado francés Ildephonse Hernández. La sentencia de García era de 5 años de prisión por actividad comunista, difusión de propaganda comunista y tenencia de explosivos y detonadores.

En Eysses recibió la matrícula 663, y se encontraba preso en febrero de 1944 durante la revuelta e intento de evasión de los 1200 prisioneros ante la inminente deportación, tomando parte activa. Evacuado el penal por la División SS Das Reich el 30 de mayo de 1944, García fue uno de los 1200 prisioneros que fueron llevados a la estación de tren de Penne-d'Agenais. En un tren con vagones de ganado fueron enviados a Compiégne. En el memorial de Penne-d'Agenais permanece el nombre de José García (García Fernández).

                              


         

El 18 de junio de 1944 tras cruzar la villa de Compiègne fueron deportados en lo que se denomina “tren marsellesa” que llegó a Dachau el 20 de junio recibiendo a su entrada la matrícula 73488.

 

                           


Días después fue enviado al subcampo de Allach, donde fue liberado el 30 de abril de 1945. Antes de salir de Allach ya hubo un mal presagio entre los casi 70 españoles liberados cuando vieron como el avilesino Alberto Sánchez García de tan solo 20 años falleció tras engullir comida. También había tifus y tuberculosis desde hacía semanas. Tras recibir la visita del general francés Leclerq grupos de deportados fueron evacuados por nacionalidades, los franceses a la zona del lago Constanza, sobre todo a las islas de Reichenau y Mainau. Sin embargo los españoles fueron de los últimos evacuados, en camiones militares, llegando también a la zona de lago Constanza.

Allí fallecieron decenas de deportados. En mayo y junio de 1945 la mayor parte de los supervivientes fueron llevados a estaciones de tren de la zona y completaron la repatriación, incluidos los españoles que en su mayoría fueron enviados a Mulhouse y desde allí ya repartidos por Francia, gran parte a París donde permanecieron en el hotel Lutetia. Sin embargo el destino y las enfermedades no permitieron a José García subir a aquellos trenes dándole la suerte la espalda. Fue enviado al sanatorio de Badenweiler pero sin embargo no pudo remontar a las enfermedades, perdiendo la vida el 28 de diciembre de 1946. El destino de su compañero en la resistencia el minero polaco Francois Nyenzyla (prisionero 73806) nos es desconocido ya que en caso de ser liberado pudo ser enviado a su país.

                          


                                             Acta de defunción, documentación ITS

García fue enterrado en una tumba numerada y no podemos saber si posteriormente pudo ser repatriado post mortem ya fuese al primer pueblo de territorio francés o al municipio de residencia para ser enterrado. Tras las gestiones realizadas por su mujer fue reconocido resistente.

En Mauthausen hay una placa en recuerdo a los vecinos de Morella prisioneros en la Alemania Nazi. Por error en dicha placa consta José García. Fueron los historiadores Antonio Muñoz y el autor de esta biografía quienes constataron que era del municipio asturiano de Moreda con los documentos de ITS y obteniendo la partida de nacimiento. Hubo un vecino de Morella que coincidió en Dachau y Allach y sobrevivió a la deportación, José Urquizu.

En los primeros meses de 2021 varias entidades de memoria de la región de Gard, como la AFMD, trabajaron por reunir un listado de los vecinos de la región deportados sobre una base de unos 900. En la revisión de los españoles del listado trabajaron el francés Mauricio Navarro, hijo del cartagenero Diego Navarro deportado con José García y miembro de la legión de honor, y el autor de esta biografía. Así incorporaron nombres de españoles y se cercioraron de que en el listado se encontraba García. El objetivo del listado era poner una placa con todos aquellos nombres a la entrada del monumento en recuerdo de la resistencia y la deportación en Nimes. Con gran esfuerzo de diferentes entidades, familiares y especialistas, finalmente la cifra fue de 1066 deportados, incluyendo a la familia de deportados asturianos Álvarez (Natividad y sus hijos Amador y Ángeles, esta última ya siendo deportada estando nacionalizada francesa). Durante el año 2021 fue instalado, quedando en el monumento el nombre José García Fernández. También está prevista la elaboración de un diccionario biográfico.

Enlace: https://www.objectifgard.com/2021/10/10/nimes-un-memorial-pour-ne-pas-oublier-les-deportes-gardois/

Biografía escrita por Juan Pedro Rodríguez Hernández.

Documentaciones/Fuentes: ITS, Ámical de Eysses, SHD-Vincennes, SHD-Caen, AFMD.

Isidro Álvarez Martínez, residente en Gijón.

 


                                 


              

Isidro Álvarez Martínez nació el 1 de septiembre de 1900 en Batabanó, ciudad portuaria situada sesenta kilómetros al sur de La Habana. Sus padres, Concepción e Isidro, eran hijos de sendas familias de Campiellos, concejo de Sobrescobio, que como tantos miles de asturianos emigraron en la segunda mitad del siglo XIX a la, por entonces, provincia española de Cuba. Posiblemente se instalaron en Batabanó atraídos por la floreciente actividad comercial que vivía la ciudad tras la construcción del ferrocarril a la capital de la isla. Allí, a la orilla del Caribe, los jóvenes Isidro y Concepción se casaron y tuvieron a sus dos primeros hijos. Isidro sería el segundo de siete hermanos.

Isidro Álvarez Martínez vio la luz en un país en formación. En 1900, Cuba no era ya una posesión española, pero tampoco un estado independiente. Formalmente era una colonia de Estados Unidos, que se la había arrebatado a España tras una corta guerra en 1898. Cuba sólo obtendrá su independencia en 1902. Por entonces, Isidro ya no estaba en la isla, pues la familia había partido para España un año antes, cuando el pequeño tenía nueve meses. Probablemente, para las autoridades de La Habana, Isidro mantuvo su derecho a la nacionalidad cubana pese a residir en España y ser a todos los efectos español. Este baile de nacionalidades bien pudo salvar la vida a Isidro Álvarez cuando muchos años más tarde acabase en un campo de concentración nazi. Aunque, como veremos, tal vez fue precisamente ese el motivo por el que fue deportado…

Los Álvarez Martínez se cuentan entre aquellos miles de indianos que, con sus fortunas y sus costumbres modernas traídas de América, dinamizaron la economía y la vida social de Asturias de comienzos del siglo XX. La familia se instaló en Gijón y abrió una sastrería en la calle Jovellanos, entre el Parchís y los Jardines del Náutico. En esta zona burguesa de la ciudad, el pequeño Isidro Álvarez debió compartir escuela y amistades con hijos de la buena sociedad gijonesa. A los dieciocho años, seguramente con el bachillerato concluido, Isidro se trasladó a Madrid para preparar las oposiciones al cuerpo de Correos. Coronada con éxito la empresa, comenzó a trabajar como funcionario en 1920. Un lustro más tarde, en noviembre de 1925, se casó con Justina Castro Gacio en la iglesia de San José en Gijón. La prensa local daba noticia del glamuroso enlace entre la “elegante y virtuosa señorita” y el “joven oficial del Cuerpo de Correos” en el que habían sido padrinos el hermano de ella, el consignatario de buques José Castro Gacio y su esposa, Eloína Arias.

Tras la boda, la pareja partió para una larga luna de miel que acabaría en San Miguel, Tenerife, donde Isidro había sido destinado. Allí nació en septiembre de 1926 Dulce María de la Concepción, la primera de los cuatro hijos que tendría el matrimonio. Un año más tarde, la familia dejó Las Canarias para regresar a Gijón, donde nacerán en los años siguientes Justina y Carmina. Eran tiempos marcados por convulsiones políticas que quizás también hicieron algún rasguño a las relaciones familiares. Así, mientras Isidro era de tendencia progresista y debió saludar la llegada de la República en 1931, su cuñado José se opuso frontalmente al nuevo régimen, afiliándose ese mismo año al ultraconservador Acción Popular de Gil Robles.

 

El siguiente destino de Isidro Álvarez fue Viana do Bolo, concello de Ourense lindante con Sanabria. Allí nació su único hijo varón, Manuel. Para sostener a la familia, Isidro sumó a su trabajo de funcionario la de profesor de clases particulares. En el otoño de 1934 escribió una carta a Gijón que tendría consecuencias negativas para su carrera años más tarde. Iba dirigida a la Logia Jovellanos, la más antigua y prestigiosa de Asturias. La logia masónica había lanzado una revista, que se distribuía también en Galicia, en la que trataba de contrarrestar las acusaciones de la derecha de haber instigado la Revolución de octubre. Fue posiblemente a raíz de su lectura que Isidro decidió iniciarse en la masonería. Por esas mismas fechas, recibió respuesta positiva a su solicitud de traslado a Guinea Ecuatorial. En la colonia española trabajaría dieciocho meses y tendría luego opción a un destino permanente y bien remunerado en Asturias. Justina y los niños le esperarían en Gijón, en la casa de los padres de ella sita en Marqués de San Esteban, 22. Isidro se despidió de su familia a finales de 1934. No la volvería a ver hasta doce años más tarde.

 

Isidro Álvarez se hizo cargo de la oficina de Correos de Bata, la mayor ciudad de Guinea Ecuatorial. El territorio bajo dominio español contaba por entonces con 160.000 habitantes, de los cuales solo 2.000 eran europeos. Al producirse el golpe militar el 18 de julio de 1936, el gobernador se mantuvo fiel al gobierno de Madrid y no se produjeron incidentes entre la escuálida colonia española. Con el paso de los días la agitación de los sectores de derecha fue sin embargo en aumento y los demócratas se organizaron. Especialmente activos fueron los funcionarios como Isidro Álvarez, quien participó en un comité republicano y al parecer realizó colectas para el Ejército. Con la llegada de un barco con tropas rebeldes en septiembre, la situación se hizo desesperada en Guinea Ecuatorial para los defensores de la legalidad. Tras hacerse con el control de la isla de Fernando Poo, los franquistas pusieron rumbo al continente y tomaron Bata el 14 de octubre. Antes que caer en sus manos, Isidro Álvarez y un grupo de compañeros prefirieron huir de la ciudad y pasaron a la vecina Camerún.

Desde la colonia francesa, nuestro protagonista fue en barco hasta Marsella y desde allí pasó a España por Catalunya. En los dos años siguientes continuó trabajando como funcionario de Correos en diversos destinos del levante peninsular, y al parecer se mantuvo alejado de cualquier actividad política. Entretanto, Justina y los niños tuvieron que abandonar Gijón al ser bombardeado su edificio por el buque Cervera y se instalaron en Albandi, una zona rural en la carretera hacia Avilés. El contacto entre Isidro y la familia se mantuvo pese a todo, con largas cartas llenas de humor que en parte llenaban el vacío del padre ausente. Como persona bien informada, sin duda Isidro tuvo conocimiento de que en noviembre de 1937 el gobierno de Burgos decretó su suspensión del servicio. Consciente de que la victoria de los rebeldes traería no solo el fin de su carrera sino también la apertura de un proceso que le podría llevar a la cárcel, Isidro Álvarez abandonó Barcelona el 23 de enero de 1939 y puso rumbo al exilio.

Como centenares de miles de compatriotas derrotados de la guerra civil, Isidro Álvarez pasó por diversos campos de refugiados en el sur de Francia. En agosto de 1939 estaba en el de Bram, cerca de Carcasona, del que pudo salir al encontrar empleo en una empresa de construcción en el norte. En los primeros meses de 1940 al parecer dejó voluntariamente este trabajo y se instaló en París. Alquiló una habitación en la rue de Constantinople, 26, donde residía una familia de Astorga que le ayudó cuanto pudo. Allí estuvo al menos hasta la llegada de las tropas alemanas A partir de entonces, perdemos la pista de Isidro. Sabemos apenas que se quedó en París, pero no dónde residía ni a qué se dedicaba.

Por causas que de momento desconocemos, a finales de 1942 Isidro Álvarez Martínez fue detenido por los ocupantes alemanes e internado en el campo de tránsito de Compiègne. Desde allí fue deportado el 24 de enero de 1943 a Sachsenhausen en el primer gran transporte desde Francia a este campo de concentración situado al norte de Berlin. En el convoy iban más de cincuenta republicanos españoles, en su inmensa mayoría resistentes. A ellos se les sumarían en el año siguiente otros 150 compatriotas, entre ellos Francisco Largo Caballero, quien llegó al campo en el verano de 1943. Isidro Álvarez (prisionero nº 59282) no llegaría a coincidir con el antiguo jefe de gobierno español. En mayo de 1943, fue llevado a una prisión de la capital alemana y desde allí enviado a la cárcel de Laufen, a orillas de Danubio.

En aquel presidio de Baviera cercano a Salzburgo habían sido internados numerosos ciudadanos norteamericanos que se encontraban en Alemania en el momento de la declaración de guerra de EEUU al Reich días después del ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Es probable que también Isidro acabara en Laufen por ser ciudadano de Cuba, país que había declarado la guerra a Alemania pocos días después de hacerlo EEUU. Tras más de año y medio de cautiverio Isidro y sus improbables compañeros de prisión se beneficiaron de un intercambio de prisioneros auspiciado por las Naciones Unidas. Como hombres libres, en febrero de 1945 llegaron al campo de refugiados de Philippeville, Argelia.

Con el fin de la segunda guerra mundial, Isidro Álvarez inició un periplo por diversos campos de refugiados: Cartago, Túnez, Nápoles, Aversa, Bari y Cine Città, en la periferia de Roma. En la capital italiana, Isidro posiblemente acudió al consulado español para regularizar su situación y solicitar su repatriación. Esto debió de servir a la administración franquista para desempolvar su expediente como desafecto al “Glorioso Alzamiento”. Se abrió así un proceso en el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, en el que la principal prueba documental en su contra era una simple comunicación de 1936 de la Logia Jovellanos de Gijón con la Logia Constancia de Ourense interesándose por los antecedentes de aquel funcionario de Correos que había manifestado su voluntad de entrar en la masonería. El tribunal dictó sentencia absolutoria, dejando así vía libre para su retorno a España.

A comienzos de 1947, Isidro fue repatriado desde Génova a Barcelona y desde allí viajó a Madrid y a Asturias para reunirse con la familia tras más de doce años de separación forzosa. Justina vivía ahora con los niños en Salinas, donde ella y su hija mayor habían encontrado trabajo en la Telefónica. Tal vez con ayuda de su hermana Hersilia,o de su cuñado José, que había prosperado como consignatario de buques y era ahora además cónsul honorario de Holanda en Gijón, Isidro entró a trabajar en la administración de Astilleros Cantábrico y Riera. Los fines de semana los pasaba en Salinas con su familia. Por fin, en 1958, su familia regresa a Gijón y se instala en un humilde piso de su empresa  en el barrio de La Calzada.

Poco después de volver a España, Isidro había solicitado su reintegración en el cuerpo de funcionarios del estado. El Fiscal especial de Correos que se ocupó del caso recopiló declaraciones de funcionarios, alcaldes y párrocos de diversas regiones en las que Isidro había servido entre 1920 y 1939, así como de la administración colonial en Guinea Ecuatorial. Todos los inquiridos coincidían en que era un hombre moderado, reservado y recto. Todos menos los que informaron desde Guinea Ecuatorial, quienes cargaron las tintas contra aquel administrador de Correos de Bata que se habría destacado en el microcosmos de españoles de la colonia como opuesto en acto y palabra al “Glorioso Alzamiento”. Sirvieron estas vagas acusaciones para que el juez sentenciara contra el regreso de Isidro Álvarez a la Administración.

Mediada la década de los sesenta, Isidro Álvarez presentó una solicitud de indemnización a Alemania como perseguido político del régimen nazi, que probablemente no obtuvo. A comienzos de 1970, Isidro reclamó una vez más su reintegración en el cuerpo de Correos. A punto de cumplir los setenta años, era la última oportunidad que le quedaba de volver a formar parte de la Administración y obtener así una pensión por los veinte años de servicio. En esta ocasión no hubo ningún informe negativo. Isidro volvió a ser funcionario del estado por unos meses. Fue este tal vez el último giro feliz de la peripecia vital del único deportado astur-cubano del que tenemos noticia.

 

Biografía escrita por Antonio Muñoz Sánchez

Investigación Grupo Deportados Asturias

Fuentes:

Familia de Isidro Álvarez

Arolsen Archives

Centro Documental de la Memoria Histórica

Prensa histórica


 








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