Máximo Fierro Orejas nació ocasionalmente en Mestas de Con (Asturias), debido a que su padre, Paulino Fierro, natural de Cármenes
(León), ejercía de maestro nacional
en esa localidad asturiana del municipio de Cangas de Onís. Al poco de nacer, su familia
regresó de nuevo a Cármenes.
Máximo, más conocido
popularmente por Santiago,
permaneció en esa localidad leonesa
hasta 1937. Estaba afiliado a la UGT y al Partido Socialista
Obrero. Ejercía como alcalde y por el Consejo de Justicia de Asturias y León fue nombrado juez municipal de Cármenes
el día 2 de Enero de 1937.
Al poco de este nombramiento y ante
la presión de las tropas franquistas
en la zona del alto Torío y
la subsiguiente caída del
frente asturiano, Máximo Fierro huyó a Asturias y fue de los que consiguió embarcarse en Gijón, rumbo a Francia,
volviendo luego a España atravesando la frontera
por Cataluña.
Residió en Igualada hasta el éxodo
general republicano. Su estado físico
le obligaba ya, desde hacía tiempo, a caminar con muletas, cuando llegó al campo de concentración de
Argelés-Sur-Mer, en el sur de Francia.
Fue
detenido más tarde por los alemanes y transportado a Mauthausen con la
primera expedición de españoles, en agosto
de 1940, ya cumplidos los cincuenta años de edad.
También integró el primer grupo de españoles desplazados de Mauthausen que llegó a Gusen el 24 de enero de 1941.
A los que estaban demasiado débiles
o enfermos para trabajar en
Mauthausen les decían que eran enviados a Gusen “para cuidar de su salud”. Si el primer español sucumbió en Gusen dos
días después de la llegada, el final
de Máximo Fierro coincidió con el último día de enero de 1941, probablemente a causa de una ducha fría,
el método de liquidación por excelencia en
ese campo.
En conversación que he mantenido con
su sobrino carnal, el escritor Ángel
Fierro, su tío Máximo era una persona muy cultivada tanto cuentas como artes.
En el Archivo de la Guerra Civil, en
Salamanca, existen varias fichas a su nombre
y una hoja de su historial político y profesional, extendido el 7 de enero de 1947 por la Sección Político-Social
encabezada por José Gómez Hernández. Fierro Orejas fue de esas víctimas ilustradas, de talante liberal,
cuyo “pecado imperdonable” consistió en intentar la
concordia de los dos bandos confrontados, oponiéndose
tanto a los desmanes de los “rojos” como de los “blancos”.
Pero, obligado a entrar en la refriega de las dos actitudes irreconciliables, se vio encerrado
en un callejón sin salida, pues la izquierda más extrema desconfiaba de él como individuo
sospechoso y la derecha trasmontana lo consideraba como radical enemigo de su causa.
Biografía del libro: "Leoneses en los campos nazis"
Autor: Gavilanes Laso, José Luis
Fuentes: Revistas editadas por la Universidad
de León Estudios Humanísticos.
Historia EH.Historia- nº 04 (2005)
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