En
1944 Cristino García Granda era un héroe en Francia, pero dos años más tarde
era un criminal en España. ¿Cómo puede pasar alguien tan rápido del cielo al
infierno teniendo en cuenta que tales adjetivos vinieron tras su lucha contra
el fascismo? Se puede resumir de la siguiente forma: Cristino García Granda es
un espejo de la dura historia de Occidente. En 1944 el fascismo retrocedía en
Europa y la victoria aliada era una cuestión de tiempo, pero se mantenía en
España. Granda había sido miembro de la Resistencia, destacando en la
liberación de París, en agosto de 1944. Tras esto puso rumbo a España, la lucha
se cerraba en Europa, pero seguía en nuestro país. En octubre de 1945 fue
detenido y cuatro meses después fue ejecutado. Cristino García Granda había
cruzado la frontera con el título de Héroe Nacional de Francia, pero al día
siguiente de su asesinato la prensa nacional lo denominaba asesino, bandolero o
terrorista, como recuerda el historiador Jorge Marco.
Terrorista
fue considerado Honorino Suárez Sotres por las autoridades nazis, por ese
motivo fue deportado al campo de concentración de Buchenwald el veinticuatro de
enero de 1944, tan solo dos días después de haber ingresado en la prisión de
Compiégne.
Honorino
había nacido en el pequeño pueblo asturiano de Ciañu, parroquia del concejo de Langreo, el diecisiete de febrero de 1919 hijo de Enrique y Pilar, nieto por línea paterna de Gerardo y Faustina Menéndez y por línea materna de Juan y Joaquina Remis, según certifica el párroco de Ciañu. Era vecino del barrio del Musel en Gijón.
Fue
movilizado por el Ejército de la República en agosto de 1937, cuando solo
quedaban dos meses para la caída del Frente Norte. Después, fue destinado al
Batallón de Retaguardia número 20 de Girona por el Ministerio de Defensa Nacional
a través de su Diario Oficial. La guerra se había normalizado en la vida de
nuestro protagonista. Acostumbrado al horror de la batalla todavía le quedaba
pasar por uno de los tragos más amargos de la vida.
En
1944 Honorino se hallaba en Francia. Como ya se ha señalado fue detenido por
los nazis bajo la acusación de terrorismo. No podemos asegurar, pero sí
sospechar, a falta de más pruebas, que Honorino pudo ser miembro de la
Resistencia francesa. Siguiendo esta hipótesis, Honorino pasaría a formar parte
del nutrido grupo de españoles que se unieron al sabotaje contra los alemanes.
Trasladado en primera instancia a la prisión de Compiégne, Honorino sería
deportado a finales de enero de 1944 al campo de Buchenwald, triste hogar de
muchos compatriotas. Y es que en la memoria colectiva figura Mauthausen como
principal destino, que así fue, de los españoles, pero no fue el único: Dachau,
Sachsenhausen, Auschwitz…El grueso de los españoles acabó en el célebre campo
austriaco, pero muchos otros acabaron encerrados en otros lugares bajo
condiciones lamentables.
41630, esa fue la matrícula del asturiano que dejó de serlo durante un breve pero largo periodo de su vida. Y es que cualquier descripción de las atrocidades cometidas en esos siniestros recintos se quedan cortas. El mierense Avelino Álvarez Gutiérrez dejó uno de los testimonios más duros sobre las prácticas nazis: el silencio, el no querer recordar lo sucedido. Por suerte ambos pudieron ser liberados el once de abril de 1945.
Biografía
escrita por Carlos Barrio.
Investigación
Maribel Luna (Grupo Deportados Asturias)
Fuentes:
- BOPO
- BVPH
- CDMH
- Hemeroteca
“El Comercio”
- ITS
Arolsen
- Registro
Civil de Langreo
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