lunes, 2 de agosto de 2021

Ramón Ríos Fanjul, de Tiñana (Siero)

 


                                

Ramón Río Fanjul, o “Ríos”, según figura en su partida de nacimiento, nació  en Fonciello, también conocido como Fonciello de Meres, aldea asturiana de la parroquia de Tiñana, en el concejo de Siero, el día 8 de abril de 1875.

Hijo de Jerónimo y Cándida Fanjul, naturales de Hevia. Sus abuelos paternos fueron Ramón, natural de Argüelles y Ramona García de la Carrera. Por la parte materna, José y María Alonso, de Hevia. Todos ellos naturales del mismo concejo de Siero.

La familia la componían Ramón y Atanasia Rodríguez García, y sus trece vástagos: José, Arsenio, César, Manuel, Silvino, Arcadio, Ovidio, Aurora, Lola, Oliva, Herminia, Consuelo y Luzdivina Ríos Rodríguez. 




Todos los hermanos participaron desde muy temprana edad en la vida política del concejo, lo que los llevaría a una vida de lucha incansable. César, afiliado a la Agrupación Socialista de Siero, fue guerrillero en Asturias, León y Galicia. Participó en la revolución de octubre de 1934, fue detenido y salió en libertad a finales de 1935. En la guerra alcanzo el grado de teniente en el Batallón 227 de Asturias. Al caer el frente norte, escapó junto a su hermano Arcadio, evitando una muerte segura y continuando su lucha en la guerrilla.

Arcadio y César, conocidos popularmente como los hermanos “Ríos”, desempeñaron importantes cargos en la Guerrilla Antifranquista; si bien el segundo logrará evacuar a Francia al final de los cuarenta, el primero perderá la vida en un enfrentamiento armado con las fuerzas franquistas que tuvo lugar en la ermita de San Xil (Ourense) el 26 de julio de 1946. Sus hermanos Manuel y Silvino fueron fusilados en Oviedo el día 15 de febrero de 1938.

                            

                                       Arcadio Ríos (primero por la izda, abajo)

Ramón quiso poner a salvo al resto de su familia y acompañado de su esposa Atanasia, su hija Herminia, su marido Faustino Sierra Menéndez, sus cuatro nietos y varias personas de la familia materna, evacuó de Asturias por mar desde Ribadesella unas semanas antes del fin de la guerra en el norte. Al desembarcar en el puerto francés de  Burdeos en el que arribaron, les dieron algo de comida y los subieron en un tren con destino a Cataluña, donde se presentaron a las autoridades republicanas. Aquejado de una grave enfermedad, Faustino Sierra falleció poco después en Barcelona. El testimonio de su hijo Faustino Sierra Río fue clave para reconstruir esta historia.

Faustino:

“Salimos de Carbayín Alto en el año 1937 y fuimos a embarcar a Ribadesella, de allí a Francia y luego a Barcelona. Me acuerdo bien que era un barco de carbón. Salimos como los mineros. Nos daban de comer botes de leche condensada, hacíamos dos agujeros para poder beberla, y chocolate. Es lo que nos dieron.

En Barcelona ya tiraba la aviación sin parar y hay unos refugios, como minas, por debajo, cada poco tocaba la sirena y nosotros al refugio. Allí murió mi padre de enfermedad. Tenía silicosis y como antes no había silicosis decían que tenía tuberculosis.”

Cuando las cosas ya eran insostenibles en Cataluña, miles de refugiados salieron en camiones o a pie camino de la frontera con Francia, este fue el caso de la familia Ríos que cruzaron los Pirineos bajo una terrible nevada. Según los historiadores alrededor de medio millón de personas pudieron pasar la frontera durante aquellos meses. Unas cifras que desbordaron a las autoridades francesas que se apresuraron a construir campos de refugiados para toda aquella gente que venía dejando atrás una guerra.

Faustino:

“Marchamos de allí y vamos entre los soldados, con los soldados, cuando en los camiones, cuando andando. A lo mejor íbamos por las fincas y había varas de hierba y a lo mejor salías de una de ellas y tiraban allí las bombas.

Nosotros andando. Otras veces nos cogían los soldados y nos daban de comer en la cantina con ellos, con el plato ese de aluminio. Luego llegamos a Los Pirineos de Francia. Abajo había una escuela y como se hacía de noche nos quedamos a dormir allí.

Salimos al otro día, por la mañana. Subimos las montañas y bajamos a Francia. Por el camino mi hermana Mari se desmayó y se quedó desvanecida y creyeron que estaba muerta. Ya mandaban enterrarla, pero mi madre no la abandonó y la llevamos con nosotros, pero se perdió mi hermana mayor. Con tanta nieve y niebla la perdimos, pero cuando llegamos abajo estaba allí, calentándose en un fuego y la otra resucitó, seguramente con el calor.”

El recibimiento de los franceses no fue el que esperaban, antes de llegar a Angulema estuvieron en la prisión de Cognac, posiblemente lo que llama nuestro entrevistado un “cható”. Después ingresaron en uno de los campos habilitados en las playas del sureste del país. Allí las condiciones eran tan extremas que unas semanas más tarde las autoridades galas decidieron evacuar a las mujeres y los niños, enviando a la familia al campo de refugiados de Les Alliers, cerca de Angulema, al suroeste de Francia, donde Ramón se reuniría más tarde con ellos.


   
                                                               Prisión de Cognac

Faustino:

 “Antes de llegar a Angulema había un “cható” y nos alojamos en las cuadras y los pajares. Aquello estaba limpio. Estuvimos allí una temporada con un señor que era el guardián de todo aquello y luego nos fuimos a un campo de concentración.

Era una finca muy grande rodeada de alambres de pinchos en la que había unos barracones de madera grandísimos. Cada familia cogió la parte que necesitaba y colgamos mantas, sábanas, lo que fuera, para separarnos unos de otros. Estuvimos allí una buena temporada.

Dejaban salir a trabajar al que quisiera. Mi abuelo fue a trabajar a las obras y mi hermana mayor también trabajó algo. Comíamos bien, muy bien. Allí nos trataron muy bien.

Después llegaron los alemanes y en un principio no fueron malos. Colocaron una mesa afuera y nos llamaron a todos. Había intérpretes que hablaban español y nos dijeron:

“Estamos muy contentos con ustedes los españoles porque cuando llegamos no tenían armas, no nos hicieron frente, no se movieron”

¿Quién se iba a mover allí?

Todo muy bien hasta que nos llevaron delante de un tren de ganado y nos metieron a todos dentro.”

                    

Lo cierto es que a los pocos meses estalló la Segunda Guerra Mundial y si la situación de aquellos miles de españoles era ya de por sí precaria y difícil, el nuevo conflicto europeo creó más inquietud, sobre todo cuando Francia se rindió a Alemania y los nazis tomaron el control de los campos de refugiados en los que sobrevivían los españoles.

El 20 de agosto de 1940, la familia al completo, junto a cientos de españoles más, fue encerrada, como animales, en los vagones de carga de un tren sin conocer el destino de su viaje. El convoy de los 927. Familias enteras de republicanos españoles salía de la prisión de Angulema. Sus pasajeros creían que los llevaban a la zona no ocupada, pero pronto se dieron cuenta de que iban hacia el norte. Cuatro días más tarde llegaron al pueblo de Mauthausen, en la anexionada Austria, un lugar que llegaría a convertirse en uno de los símbolos del holocausto nazi. Fueron los primeros en llegar. Ellos lo construyeron. En el convoy de los 927, que fue el primer tren de deportados de toda la Europa occidental, viajaba población civil, refugiados, que serían considerados apátridas cuando Ramón Serrano Suñer, ministro de exteriores de Franco, decidió desentenderse de ellos

La familia de nuestro protagonista fue separada al llegar a Mauthausen, las mujeres y los niños, continuaron viaje hacia España, la España franquista de la que habían huido. El cabeza de familia, Ramón Ríos, quedó internado en el campo, su matrícula 4205. Posteriormente el 24 de enero de 1941 al “komando de Gusen” con el número de matrícula 9623. Sólo resistió aquel terror unos pocos meses más, ya que el 12 de mayo de 1941, falleció debido a las malas condiciones en las que se encontraba.

Su familia recibe la confirmación de su muerte en un escrito fechado el 29 de noviembre de 1950, la carta iba dirigida a Oliva Ríos Rodríguez, su hija.

 

Biografía elaborada por Luis Miguel Cuervo y Maribel Luna.

Grupo Deportados Asturias

Fuentes;

Testimonio de Faustino Sierra Río, nieto de Ramón y viajero del “convoy de los 927”, recogido por Luis Miguel Cuervo en 2016

Documentación aportada por Monique Giménez (familiar)

Isabel Río Saiz.

ITS Arolsen.

CDMH.

Archivo de Caen.

 


                                             Familia Ríos Rodríguez


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