lunes, 14 de junio de 2021

Víctor Cueto Espina, de la Vega de Ceceda (Nava)

 




Stolperstein colocado en Gijón en Agosto 2022






Víctor nació en la Vega de Ceceda (Nava) el 23 de febrero de 1918, hijo de Herminia Cueto Espina, natural y vecina de La Vega, dedicada a la labranza. Por línea materna nieto de Cándido y Luisa de Piloña. Siendo todavía muy niño su madre se trasladó con él y su hermano mayor Chano a Gijón. En su infancia trabajó repartiendo tartas para una pastelería, así colaboraba con los gastos de la casa, en una situación familiar bastante precaria. Sus hermanos fueron Feliciano Cueto “Chano”, que trabajó en la mina La Camocha y falleció el 22 de marzo de 1999 en Gijón;  Antonio, fallecido en un accidente minero en 1963 con 34 años, José Valentín, fallecido el 10 de junio de 1987 con 61 años, también trabajador de la mina La Camocha; además María Dolores (Maruja), María de la Paz “Pacita” y Alfredo, éste último fallecido en Gijón el 15 de junio de 2013 a los 74 años.

Tras producirse el golpe de Estado, Víctor se alistó en las Milicias Populares, quedando adscrito al Batallón Planerías nº235 con fecha 15 de setiembre de 1936. Evacuó desde el puerto del Musel en Gijón, presentándose a las autoridades en Cataluña para reingresar en el Ejército de la República llegando al grado de teniente.

Tras la derrota de la República fue internado en el campo de concentración  de Argelés al sureste de Francia.  Formando parte de una compañía de trabajadores extranjeros (CTE),  fue hecho prisionero por los alemanes en Malo les Bains (Francia) el 4 de junio de 1940, cuando trabajaba en el sistema de fortificaciones que formaban la fracasada “Línea Maginot”. Tras hacer el trayecto hasta Alemania a marchas forzadas, ingresó en el Stalag XIII A, situado en la ciudad bávara de Sulzbach Rosenberg, en el que se le asignó el número de matrícula 65138. Posteriormente, el 11 de julio del mismo año, lo trasladaron al Stalag VII A, ubicado en Moosburg un der Ysar, también en Baviera, para ser deportado a Mauthausen el 5 de agosto del mismo año 1940.

Allí le asignaron el número 3438. En 1944 fue trasladado al subcampo de Ebensee situado en el municipio del mismo nombre, en Alta Austria. Al igual que más de 50  campos de diversa importancia en ese país, dependía de Mauthausen y había recibido los primeros prisioneros en noviembre de 1943. En Ebensee sería liberado Víctor Cueto Espina por las tropas americanas el 6 de mayo de 1945, pesando 39 kilos, teniendo que ser ingresado en un hospital militar cuando estaba a punto de morir.

Según testimonio de su hija: “Su padre, Víctor Cueto sobrevivió aquel infierno entre muchas casualidades porque un nazi por pura arbitrariedad lo sacó de la cantera y lo mandó a trabajar en una huerta; comía algún tubérculo a escondidas”. De las condiciones de salud en que se encontraban los prisioneros cuando fueron liberados puede dar idea aproximada el hecho de que, a pesar de las atenciones médicas y los cuidados recibidos a partir de aquel momento, unos 750 no pudieron recuperarse, muriendo en las semanas siguientes. Cuando su hija tenía 4 años su padre estuvo enfermo en el hospital durante 3 años, de tuberculosis ósea.

Ella recuerda anécdotas de la obsesión de su padre por la higiene y la limpieza, el orden riguroso y la prohibición expresa de dejar comida, como huellas de la disciplina nazi y el terror al que estuvo sometido.

Tras la liberación no quiso ir a vivir a Francia porque se sentía traicionado por el maltrato que recibieron los refugiados españoles en los campos de internamiento franceses   así que decidió quedarse a vivir en Austria, a pocos kilómetros del lugar donde lo habían deportado, en un lugar llamado Lenzing, pueblo industrial de  Alta Austria. A España no podía volver.

«Cueto fue un apátrida sin nacionalidad ni lugar a donde ir». Rechazó volver a la España de Franco, donde «lógicamente, lo mínimo que le hubiese ocurrido era ir a la cárcel». Nos dice Pedro Timón.

Allí se enamoró de María Horvath, nacida el 25 de enero de 1929, en Ödenburg  ciudad de Hungría cerca de la frontera con Austria. Ella vivió en su ciudad natal hasta el año 1939 que se trasladó a Lenzing, donde luego se instaló con su marido hasta el final de sus días.


                             

                                         María Horvath mujer de Víctor Cueto

 

La mayoría de los que se quedaron en Austria sólo consiguieron hablar una mezcla de español y alemán. Eran muy jóvenes cuando ingresaron en Mauthausen y allí las únicas palabras que escuchaban en alemán eran gritos con insultos y palabras soeces. (Apunte de Erich Hackl.)


                               


La pareja tuvo una hija llamada Silvia, con tanto coraje como su padre Víctor. Ella, Silvia Dinhof-Cueto, le hizo una promesa: “ que mientras ella viviera hondearía la bandera republicana en el campo de exterminio nazi de Mauthausen, donde murieron cinco mil españoles.

“– Nunca hemos tenido el reconocimiento legal de las autoridades españolas, y siempre hemos sido los familiares quienes rendimos homenaje a nuestros seres queridos asesinados y supervivientes de los campos. Todos los años, el primer domingo después de la liberación,  coincidiendo muchas veces con el Día de la Madre, hemos ido las hijas e hijos, las viudas, los nietos y nietas a rendirles homenaje, aparte de acudir al acto oficial. Recuerdo a mi padre, a Ana, de 84 años, que ya desde muy joven iba con su compañero, y a otros ya fallecidos que no aceptaban otra bandera que la republicana. Luego representantes oficiales de España se empeñaron en que también debía ondear la constitucional y lo aceptamos. Después hemos visto que quitaban la republicana y la hemos vuelto a poner. Yo sé cuánto les hubiera dolido esa acción injusta y arbitraria a los que pasaron por ese infierno.”

Y sigue diciendo:

– "Por respeto a la verdad histórica. Los que lucharon y murieron por la libertad eran republicanos. Franco les quitó la nacionalidad española. Yo nací apátrida, y si no hubiese sido por las potencias de ocupación  en Austria que dijeron: "No nos movemos de aquí hasta que no se resuelva la cuestión de la nacionalidad de los apátridas", no habría podido adquirir la nacionalidad austriaca.”

Víctor, falleció en Lenzing el 23 de abril de 1990 a los 72 años de edad. Se publica una esquela suya en el diario “El Comercio” de Gijón, donde figura su mujer María Cueto, su hija Silvia y sus dos nietos. Él no pudo ser enterrado junto a su familia, en su “tierrina”, pero siempre se sintió gijonés de corazón.

 

                              


Silvia y David Moyano, superviviente de Mauthausen, encabezaron en 2008 la petición de extradición a Estados Unidos de cuatro carniceros de las SS residentes en aquel país para que fueran juzgados por crímenes de lesa humanidad por la Audiencia Nacional española, pero lo más que consiguieron fue el procesamiento de tres.

 

Biografía elaborada por Luis Miguel Cuervo y Maribel Luna

Testimonio de su hija Silvia Cueto

Traducción documentación: Flor Menéndez

Grupo Deportados Asturias

 

Fuentes:

_ Arolsen Archives

_ CDMH (Centro Documental de  Memoria Histórica)

_ Documental de Pedro Timón 'Víctor Cueto, nº3438'

_ Diario “El Comercio”

_ Gallica

_“La Nueva España” del 14 de noviembre de 2009. Artículo de Leocadio Redondo Espina, cronista oficial de Nava

_“La Voz de Avilés” del día 4 de mayo de 2013. Entrevista a Pedro Timón, publicada por el diario

 

 

 

 

 

 

 



 

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