sábado, 29 de agosto de 2020

José María (Chema) Sotura Leiva, de La Felguera (Evadido Tren Fantasma)


    




    José María Sotura Leiva, Chema para su familia,  nació en La Felguera, el 7 de julio de 1907, en el barrio Urquijo y falleció en Saint Girons (Francia), el 1  de enero de 1996. Era el segundo de varios hermanos; Luis, Carmen, Mercedes y Joaquina.

    En 1924 ya despuntaba como futbolista. Militó en el Círculo Polar durante varias temporadas en los años 20,  y en 1933 jugaba en el Turón Deportivo. 

    Varios miembros de su  familia tomaron parte en la guerra civil, en el bando republicano. Su hermano Luis, fue juzgado en Consejo de Guerra el 22 de mayo de 1938 y cumplió condena en la cárcel de Oviedo y  en la del Puerto de Santa María (Cádiz).

    Chema Sotura, se exilió en Francia.  El 30 de junio de 1944, los alemanes cerraron el campo de concentración del Vernet d’Ariège donde se hallaba en ese momento. El 3 de julio, Sotura y otros 260  compañeros españoles y medio millar de otras nacionalidades fueron conducidos en camiones a la estación de Toulouse y empujados a un tren, conocido como el “Tren Fantasma”. 

    Hacinados, sin apenas comida y el agua racionada, en pleno verano; durante casi dos meses el convoy deambuló por Europa con  destino a Dachau. El viaje finalizó el 28 de agosto, pero José María Sotura,  consiguió evadirse en el túnel de Aramón, cerca de Avignon,  diez días antes; el 18 de agosto de 1944. Fue uno de los más del cien pasajeros,  que lograron escapar, mientras que otros muchos murieron en la travesía.

 Sotura permaneció oculto en Francia hasta el final de la guerra y allí siguió residiendo una vez finalizada. Obtuvo la nacionalidad francesa. Trabajó de masajista deportivo, aprovechando los conocimientos de su vida de futbolista. Estuvo casado pero no tuvo hijos. 

Varios de sus descendientes siguen residiendo en Asturias.



Texto: Esther Martínez Álvarez

Grupo Deportados Asturias.

 

 

 


miércoles, 26 de agosto de 2020

NATIVIDAD FERNÁNDEZ (FAMILIA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ)

 






Virginia Natividad nació en la casa paterna de la calle Foncalada nº 38 de Oviedo el 25 de diciembre de 1894, según consta en su certificado de nacimiento . Era hija de Vicente Fernández y de Encarnación Álvarez, naturales ambos de la parroquia de Nimbra, parroquia del concejo de Quirós. Siendo todavía niña trabajó sirviendo como criada en familias burguesas. Muy jóvenes ambos, Natividad formó una familia con Amador Álvarez, que trabajaba en la cuenca minera de Asturias como dinamitero. Tuvieron seis hijos:  Amador, Ángel, Sabino, Camila, Ángeles y Arturo. El padre se mostraba muy preocupado por la cultura, a pesar de que había aprendido a leer casi al llegar a la edad adulta,  era un entusiasta de la lectura y una persona muy comprometida en las luchas sociales tras una militancia inicial en la CNT.

En octubre de 1928 la familia emigró a Francia, Amador se había quedado sin trabajo y vieron la oportunidad de ganarse mejor la vida allí. Pensaban también que ese país iba a poder ofrecer una instrucción a sus hijos que en su tierra de origen les parecía por el momento imposible. En su periodo en Francia Amador se aproximó a la ideología comunista.

En Francia, la familia Álvarez-Fernández se instaló en las zonas mineras del sur, primeramente en Decazeville y después en Alès, en el departamento del Gard. En esta última ciudad, en una zona donde abundaban los mineros de origen español, Amador sigue su actividad militante y participa en numerosas iniciativas culturales. Allí le encuentra el inicio de la Guerra de España y no tarda en acudir a defender el legítimo gobierno de la II República con otros voluntarios, mientras su familia entera sigue en Alès . Pero pronto dejaron de saber nada sobre el paradero del padre, de su destino nunca pudieron saber noticias precisas, aunque es muy probable que haya sido uno de los combatientes muertos en el Frente de Aragón a finales de 1936 o principios de 1937 en los combates en torno a la posición de la Ermita de Santa Quiteria (Tardienta, en la provincia de Huesca) . Natividad no pudo , aunque lo intentó, llegar a conocer más información sobre el destino de su marido.

Toda la familia fueron miembros de la resistencia. La madre fue detenida y encarcelada  en la prisión de Toulouse. Posteriormente , en el campo de internamiento de  Noé (Alto Garona) se reencontró con su hija Ángeles, de 16 años. Durante la ocupación de Francia por las tropas nazis de la  Wehrmacht  en mayo y junio de 1940, en un breve lapso de tiempo hasta un total de cuatro miembros de la familia Álvarez Fernández fueron capturados. Además de Natividad y su hija Ángeles, también sus hijos Amador y Ángel. En total, tres miembros de la familia iban a sufrir la deportación a campos de concentración nazis. Natividad y Ángeles, seleccionadas por la Gestapo, salían desde la estación  de Toulouse el 30 de julio de 1944 para llegar a Ravensbrück el 7 de agosto. Su hijo  Amador había sido deportado desde Compiègne al campo de concentración de Dachau mes y medio antes. Evitó ese destino su hermano Ángel, que encarcelado en Saint-Michel en Toulouse , iba en el transporte conocido como el Tren Fantasma  hacia la deportación al campo de concentracion de Dachau, del que fue el primero en evadirse saltando del tren en Les Gouzilles-Saint Bazeille.

El infame viaje a Ravensbrück, en palabras de su hija Ángeles, fueron diez interminables días prácticamente sin salir de los vagones de ganado:

“Lo que teníamos era mucha sed, mucha sed… Y aunque la Cruz Roja nos había dado paquetes, no podíamos comer. Con la sed no podíamos comer. No comíamos nada. Diez días estuvimos en el tren. Íbamos avanzando, y los maquis intentando volar las vías. Y después… los otros las arreglaban y nos pasaban por otro sitio. Y así diez días en el tren… Estábamos todas con una sed que nos moríamos… por la noche, metíamos la lengua en la pared, en las rendijas del vagón… porque hacía un poco de frescura… Y… y ya está.  No comíamos nada. Llegamos al campo de Ravensbrück con los paquetes llenos de comida. No podíamos comer. Es que con la sed, no se come... Es imposible”.

La entrada en el campo conllevaba la despersonalización, que empezaba por el uso obligatorio de la vestimenta rayada de las prisioneras y un número de matrícula, a Natividad le fue asignado el número 49687.

“ Nos… nos quitan la ropa… Nos dan otra ropa, la que sea… A mi madre le dieron unos zapatos con unos tacones así… la pobrecita. Y después nos lo cambiábamos nosotras. Porque no se podía… Te daban cualquier cosa, y la bata… a rayas.”

En determinado momento, Natividad cayó enferma y Ángeles consiguió que se la admitiese en la enfermería del campo:

“Mi madre se puso enferma y yo fui a hablar con Marie Claude Vaillant-Couturier, que estaba de enfermera en el Revier . Y le dije: por favor, coge a mi madre, para quitarla del Appell, de las formaciones por la mañana. Ella ha dicho: “Bueno, la cogeremos”. Pero cada vez que iba a verla, por detrás de las rejas, me decía. “Hija, llévame contigo. No quiero quedarme, esto me está matando. Yo quiero ir contigo.” Tenía miedo y prefería irse con su hija”.

Ángeles centró sus esfuerzos en proteger a su madre, que por entonces rondaba los 50 años y a quien veía cada día más desvalida y desmoralizada. Ambas iban todavía a vivir unas circunstancias particularmente difíciles en los momentos finales de la Guerra. El ejército soviético se acercaba y, al ser evacuado Ravensbrück, las presas fueron obligadas por los SS a días de marcha interminables mientras tenía lugar el asesinato de quienes no podían seguir por sus propias fuerzas.

“En Ravensbruck abrieron la puerta y salió todo el mundo fuera. Y a cada lado, alemanes con los perros y los fusiles. Si alguien no podía andar, la mataban y ya está”.

Mientras la columna de mujeres seguía avanzando, algunas presas sufrían mordeduras de los perros de los SS. Natividad se mostró desesperada en algún momento, pero su hija acababa consiguiendo que se levantase. Fueron diez días en que dormían en el suelo, en los campos, mientras se cruzaban con columnas de tanques que circulaban en todos los sentidos. Un día, inesperadamente, sus guardianes  habían huido. Eran ya libres, pero quedaba por delante un largo camino de regreso. De todos modos, incluso ya de nuevo viviendo en Alès, el campo de concentración nazi de Ravensbrück nunca iba a quedar completamente atrás para madre e hija, y la memoria traumática de su deportación iba a acompañarlas siempre.

 

Biografía  escrita  por   Begoña  Álvarez  Cienfuegos

Fuentes:

Amical de Ravensbruck

Investigación  Grupo Deportados Asturias

martes, 25 de agosto de 2020

REINERIO OVÍN HERES, de Oviedo

 



Nació el día 11 de julio de 1916 en el pueblo de Villapérez, del concejo asturiano de Oviedo. Era hijo de una familia humilde ovetense formada por Casimiro Ovín Lavaniegos, jornalero de Villapérez y Antonia Heres Sánchez  de Los Prados. Tuvieron otros cuatro hijos: Leónides, Rosario, Manuel, que murió combatiendo  en la guerra de España defendiendo la República, y Fernando. De este último, sabemos por su sobrino-nieto que “falleció de pulmonía en su casa  por no prestársele atención sanitaria, ante el  miedo a dar aviso al médico y tener por ello represalias en la familia”. 

Reinerio trabajaba en una sastrería y se alistó como miliciano en el batallón del ejército  republicano 261. Tras la caída de Asturias en octubre de 1937 en manos del ejército franquista sublevado y los bombardeos continuos sobre la población gijonesa, consigue embarcar en dirección a Francia desde el Puerto El Musel.  El asturiano iba a bordo del barco “ Gaviota ” el 21 de octubre de  1937, pero el mar Cantábrico estaba dominado por el buque franquista  Almirante Cervera y su escuadra para impedir la salida de la población de Asturias. El barco fue apresado por el artillero franquista y en  el momento de la captura  los soldados republicanos se vieron obligados a arrojar sus armas y multitud de papeles comprometedores desde el barco.

Fueron llevados como prisioneros a Ribadeo y de allí conducidos a Camposancos en La Guardia (Pontevedra).Este campo de concentración franquista estaba ubicado en el convento y colegio de los jesuitas en Camposancos y fue utilizado como lugar de reclusión de republicanos desde julio de 1936 hasta noviembre de 1939. Aunque su capacidad oficial era de 868 reclusos, llegó a superar los 2000 internos. El hambre, los malos tratos y las enfermedades producidas por el hacinamiento y la falta de atención sanitaria fueron causa de muchas muertes .




El mando franquista, ante el gran aumento del número de prisioneros y la categoría militante de tantos de ellos, decide trasladar en junio de 1938  el tribunal Militar nº1 desde Gijón para iniciar dentro de Camposancos consejos de guerra con carácter urgente. Había varios al día, que se resolvían a veces con la absolución , la cadena perpetua y en muchas ocasiones con la pena de muerte por fusilamiento. Reinerio tenía 22 años cuando el 27 de julio de  1938 fue sometido  a un Consejo de Guerra sumarísimo del que salió absuelto. Tras esta resolución fue probablemente obligado al alistamiento forzoso en las filas del ejército franquista, del que conseguiría fugarse y llegar a zona republicana en Cataluña. Emprendería la Retirada al exilio en Francia en los meses de  enero  y  febrero de 1939 al igual que cerca de 500.000 españoles tras el triunfo del golpe de Estado y la derrota  final del ejército republicano.

Cuando estalló la II Guerra Mundial, el gobierno francés reclutó unos 6000 soldados entre los exiliados españoles  internados en campos de refugiados. Su destino fueron  los Regimientos de Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE) para combatir en la ofensiva alemana realizada sobre Francia desde el norte. Estaban mandados por oficiales franceses en la reserva y su equipamiento militar era tan precario que recibieron el apodo de “regimientos basura”. Reinerio se alistó en uno de ellos en la ciudad de  Pau, probablemente desde el campo de internamiento para refugiados de Gurs en los Pirineos Atlánticos, 34 kilómetros al norte de la frontera española.

En la ofensiva alemana sobre Francia de mayo y junio de 1940, fue capturado por los nazis y enviado al campo de prisioneros Stalag II-B de la localidad de Hammerstein (actual Czarne, en Polonia). Como consecuencia del acuerdo entre Franco y el III Reich, los republicanos españoles dejaron de ser considerados prisioneros de guerra para ser enviados a campos de concentración. Reinerio fue subido a un tren junto a otros 22 españoles y  llegó deportado el 30 de agosto de 1940 al campo de concentración nazi de Mauthausen, en Austria. Aquí nuestro compatriota pasó a ser el número de matrícula 4246. A los seis meses, el 17 de febrero de 1941, fue seleccionado por las SS para ser transferido a Gusen, el mayor de los subcampos dependientes de  Mauthausen , situado a 5 Km. Los nazis eligieron este emplazamiento como el “apropiado” para el exterminio  inminente de los reclusos, ya que se encontraba junto a una gran fábrica de ladrillos y tres canteras. En este infierno le fue asignado un nuevo número, el 47183.

Reinerio, ayudado seguramente por la fortaleza de sus 24 años, consiguió resistir en Gusen más de 4 años al trabajo extenuante, los maltratos, las vejaciones  y el hambre. Cuando el campo fue liberado por los aliados el 5 de mayo de 1945 tenía 29 años y ante la imposibilidad de regresar a la España franquista, se instaló en Francia como la mayoría de los hombres y mujeres exdeportados republicanos. Contrajo matrimonio con Ginette, a la que conoció en el entorno de una familia francesa que lo acogió  tras su llegada desde Mauthausen. Vivió en Francia hasta su fallecimiento a finales de 1990 en la población de Bois-Colombes de la región Isla de Francia, muy cerca de París.


  Biografía escrita por: Begoña Álvarez Cienfuegos


Fuentes:

-          Investigación grupo Deportados Asturias.

-           Familia de Reinerio Ovín Heres 

            

GRUPO DEPORTADOS ASTURIAS

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