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Nació el 28 de julio de 1910 en el
municipio de Carbajal de Fuentes de León
. Siendo muy
niño falleció su padre, Serafín García
González, y su madre
Valentina Gaitero de la Iglesia (natural de Valdemora) emigra con él a Mieres, donde contrajo
nuevo matrimonio. Prisciliano cursó los estudios primarios en el colegio
mierense de los Hermanos de la Salle y, aún adolescente, comenzó a trabajar
como rampero en el Grupo Minero Mariana hasta su incorporación en 1931 al
servicio militar en Marruecos. Regresó a la mina asturiana en diciembre de
1932, donde era conocido como ”el niño de Mieres” por sus cualidades cantoras.
Con la crisis de 1934 trabaja en régimen de “terceras”, esto es, un día de cada
tres. En estas fechas inicia su militancia en el Partido Comunista. Tras la sublevación militar franquista se alista en el
ejército republicano , donde alcanza el grado de teniente en el Frente Norte. A
la caída de éste en 1937 se refugia en el monte, pues en Mieres ya lo estaban
buscando para arrestarlo y previsiblemente fusilarlo. Se enrola en un batallón
de trabajo que realiza fortificaciones en Huesca para poder escapar de
Asturias. Conseguirá pasar a Cataluña y en 1938, ante la irremediable derrota
republicana, atraviesa los Pirineos.
Tras
pasar por un campo de concentración francés, trabaja como jornalero en
distintas granjas desde las que envía postales a la familia, en una de ellas
expresa su intento frustrado de viajar a Méjico. El 21 de junio de 1940 es apresado por las tropas nazis en Voves y
viaja durante tres días en un vagón de ganado en condiciones infrahumanas hasta
el campo de prisioneros de guerra Stalag XB de Sandbostel, al noreste de la ciudad de
Bremen.
Fue deportado al campo de concentración
de Mauthausen el 28 de febrero de 1941, donde será registrado con el número de
prisionero 3400. Sólo permanecerá un mes, pues consigue ir como voluntario al
subcampo de Gusen para acompañar a su
amigo José Brull, que estaba herido e incapacitado para trabajar. Allí verá
morir a su amigo y a otros compatriotas asturianos como los mierenses Luis
Braña Álvarez y José Sánchez Llaneza . Él mismo estuvo a las puertas del
crematorio con el número 11666, al haber contraído una tuberculosis ósea. El 8
de noviembre de 1942, considerado como no apto para producir por su precaria salud, es trasladado al campo de concentración de Dachau, cerca de Munich. Su
nuevo número de prisionero fue el 38857. Será gracias a la solidaridad de sus
compatriotas españoles y de los
exbrigadistas internacionales, también presos en Dachau, que Prisciliano
conseguirá sobrevivir hasta la liberación del campo por parte de las tropas estadounidenses ,el 29 de
abril de 1945.
Sirva como ejemplo de la barbarie y
crueldad nazi vivida por Prisciliano este testimonio, entre muchos otros, de su estancia en Dachau:
”Era difícil anular la obsesión del hambre en el cerebro. En
esta vida no hay nada más obsceno y más desvergonzado que el hambre. Es capaz
de quitarle al hombre la honradez , la vergüenza y la dignidad. Hay que vivirla
intensamente para saberlo bien. El hambre y la miseria ayudaban a la
degradación del individuo y de la naturaleza humana”.
De
regreso a Francia, Prisciliano consigue la protección de un matrimonio francés
y de Mildred Fahrni, su otra “madrina de guerra”. Trabaja como dependiente en
una mercería y de sastre confeccionando pantalones. Su enfermedad se agrava y
es ingresado en el sanatorio de Brevannes, donde falleció el 30 de junio de
1949, a los 39 años.
Prisciliano dejó escrito su testimonio sobre los tres campos de concentración en los que estuvo en un diario, escrito en su mayor parte en el hospital. En él denuncia las atrocidades que los nazis cometían con los prisioneros. Su madre Valentina Gaitero viaja a Francia al saber que su hijo se moría. No pudo llegar a tiempo de verlo con vida, pero trajo con ella - oculto entre las ropas- el cuadernillo que su hijo escribió mientras luchaba por agarrarse a la vida.
Como
no murió dentro de los campos, la familia de Prisciliano ni siquiera pudo acogerse a la indemnización
que la R.F de Alemania estableció para las víctimas de la persecución nazi.
Prisciliano
García Gaitero solamente pudo vivir cuatro años desde su evacuación de Dachau, debido
a las secuelas de salud tan graves que le causaron los maltratos de los años de deportación. En palabras que un compañero de cautiverio expresó en su entierro, “toda su vida había luchado
por un ideal: la defensa de las libertades republicanas, tanto en España como
en Francia”. Su tumba se encuentra en Fontenay-sous-Bois bajo una lápida
con la inscripción “Mort pour la France”.
Fuentes:
-Archivos Arolsen
-Archivos españoles PARES
-Banco de la Memoria Democrática
- Prisciliano García Gaitero “ Mi vida en los campos de la
muerte nazis”. Edición de Jose Luis Gavilanes Laso. Edilesa 2005
-Jose Luis Gavilanes Laso "Prisciliano García Gaitero, in memoriam". LNC 18/08/2019.
- Investigación Grupo Deportados Asturias
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