Francisco Cristóbal Pérez nació el 16 de enero de 1918 en el barrio gijonés
del Natahoyo. Sus padres eran el segoviano Francisco Cristóbal Calvo y
Encarnación Pérez Gómez, natural de Madrid y de raíces también segovianas.
Ambos tenían cuarenta años cuando llegó el pequeño, lo que invita a pensar que
Francisco tuvo varios hermanos mayores. La zona oeste de Gijón albergaba
entonces una gran cantidad de empresas que empleaban a miles de familias
inmigrantes como la de Francisco. Las condiciones de trabajo y la vida en las
ciudadelas eran penosas, lo que dio alas a un movimiento obrero muy combativo.
En ese ambiente creció Francisco, quien muy joven, y quizás contemporáneamente,
entró en la CNT y en la fábrica de loza “La Asturiana”.
Fábrica de Loza “La Asturiana”, 1911
Al producirse el golpe de estado contra la
República, Francisco Cristóbal tenía 18 años y era ceramista en una de las
principales industrias de loza del país. Fue enrolado en el “Batallón
Espartaco”, cuyo núcleo estaba formado por guardias municipales de Gijón. A
finales de abril de 1937, el batallón fue enviado al frente de Bizkaia. Quizás
fuera allí, en los mismos días en que la Legión Cóndor arrasaba Gernika, cuando
Francisco Cristóbal vivió su bautismo de fuego. En los meses siguientes vería
morir a la mayoría de sus compañeros. Al caer el frente norte en octubre,
Francisco fue probablemente evacuado en barco desde Asturias a Francia, y
regresaría a España por Catalunya para continuar el combate contra los
facciosos. Al finalizar la guerra civil pasaría de nuevo a Francia junto a casi
medio millón de compatriotas.
Francisco Cristóbal fue internado en el
campo de Argelès y meses más tarde enrolado en la 130º Compañía de Trabajadores
Extranjeros, que estuvo destacada en Sainte-Livrade-sur-Lot, cerca de Burdeos.
Tras la capitulación francesa a finales de junio de 1940, fue desmovilizado y
se asentó en Burdeos. Allí vivían por entonces miles de refugiados españoles,
muchos convertidos en trabajadores forzados de los alemanes. Solo en la
construcción de la base submarina participaron 3.000. Los republicanos
españoles eran además un colectivo especialmente activo en el movimiento de
oposición a los ocupantes. A comienzos de 1944, Francisco Cristóbal y el
también gijonés Rafael González Costales fueron detenidos por la Gestapo,
acusados de colaborar con la Resistencia. Ambos fueron enviados al Fort du Hâ,
la antigua cárcel de Burdeos usada por los alemanes para encerrar a los
opositores. Tras varios meses en aquel penal lúgubre e insalubre, ambos fueron
transferidos al campo de Compiègne, al norte de París, antesala de la
deportación al Reich para más de 45.000 personas durante la guerra.
Fort du Hâ, Antigua cárcel de Burdeos
El 21 de mayo de 1944, un convoy con 2.004 hombres partió de Compiègne
camino de Hamburgo. Apretujados en los vagones iban más de 1.600 franceses y
casi 200 españoles, entre ellos los asturianos Francisco Cristóbal, José
Rendueles, Evaristo Rebollar, Rafael González y Luis Valdés. A los tres días
llegaron a Neuengamme, el principal campo de concentración del norte de
Alemania. Al funcionario que le tomó los datos, Francisco le gastó una broma diciéndole
que era campesino. También afirmó que estaba casado y era padre de un niño, lo
que parece que no era tampoco cierto. Convertido en el prisionero 32.070, fue
asignado a mediados de junio a un comando de trabajo en Braunschweig, una
ciudad situada 150 kms al sur. Con otros 125 compañeros construiría las
barracas de un subcampo de Neuengamme, que debía albergar a trabajadores
esclavos para la empresa de camiones Büssing-NAG.
Una vez acabadas las obras, Francisco Cristóbal probablemente continuó
trabajando en la empresa junto a más de 1.800 deportados, la mayoría judíos
traídos de Auschwitz. La dureza del trabajo, la malnutrición, los malos tratos
y el tifus segaron la vida de centenares de ellos. Ante el avance de las tropas
aliadas, a finales de marzo de 1945 los SS evacuaron el subcampo de
Braunschweig. En terribles “marchas de la muerte”, los presos fueron llevados
de campo en campo hasta recalar en Wöbbelin, 50 kms al este de Hamburgo. Hasta
5.000 presos de diversos subcampos de Neuengamme fueron allí concentrados. Casi
1.000 murieron antes de que las tropas americanas liberaran el campo el 2 de
mayo. Casi con total certeza uno de los presos que recobraron la libertad en
Wöbbelin era Francisco Cristóbal.
La documentación consultada apenas aporta unos pocos trazos de la vida
posterior de este superviviente de los campos nazis. Nos dice que regresó a
Burdeos, donde en 1958 se casó con la española Adoración Caudevilla. La pareja
se instaló en la zona sur del gran Burdeos y no sabemos si tuvieron hijos. Como
antiguo deportado, Francisco Cristóbal reclamó una pensión al gobierno alemán.
Entre la documentación aportada por el asturiano al servicio de indemnizaciones
alemán encontramos un atestado médico firmado por el doctor J. Revol de Burdeos
que en pocas palabras condensa todo el sufrimiento que el fascismo infligió a
aquel olvidado niño del Natahoyo: “Je soussigné certifie que lui, Francisco Cristóbal,
est atteint d´une invalidité de 95%”. Falleció en Talence en 1998.
Biografía escrita por Antonio Muñoz Sánchez
Investigación: Grupo Deportados Asturias
FUENTES:
Arolsen Archives
Neuengamme Concentration Camp Memorial- Archives
Hemeroteca de “El Comercio“
Registro Civil de Gijón
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