El día 3 de diciembre de 1899 nació el asturiano Manuel García Rodríguez en la casa familiar de la parroquia de San Cristóbal de Entreviñas, en el concejo de Avilés. Por estas fechas ésta era una parroquia situada en la rasa litoral del entorno rural, agrícola y ganadero sobre La Ría de Avilés. El topónimo Entreviñas parece que se debe a que a finales del s.XII comenzó una abundante plantación de vid en la zona , esta plantación masiva cambió la toponimia de San Cristóbal de Tuluergo por San Cristóbal de Entreviñas. (http://xurdemoran.blogspot.com).
Su padre se llamaba Francisco García Fernández, había nacido en el concejo de Riosa y trabajaba como jornalero. Tenía tres hijos de una unión anterior: Carmen García López (1/09/1880,Castrillón), José García López (0/05/1883,Castrillón) y Antonio García López (8/02/1885, Entreviñas). Fruto de su matrimonio con María Josefa Rodríguez Cuervo, natural de Llanera y domiciliada con su marido Francisco García en San Cristóbal de Entreviñas, nacieron dos hijos: Francisco García Rodríguez (12/07/1896, Entreviñas) y nuestro deportado asturiano Manuel García Rodríguez, tres años menor. Manuel era nieto por línea paterna de José y Manuela, ambos de Riosa. Sus abuelos maternos fueron Luis y Rosa, naturales de Llanera y de La Peral (Illas) respectivamente. La familia era de posición económica humilde, lo que podemos deducir por el dato que aparece en el padrón de Avilés, según el cual en el año 1896 sus hermanos de padre Carmen (16 años) y José (13 años) ya trabajaban como sirvientes.
No tenemos información sobre la etapa de la vida de Manuel García Rodríguez durante la guerra civil española consecuencia del golpe de estado franquista de 1936, fecha en la que contaba 36 años. Tenemos documentado que se encontraba en Francia durante la ocupación alemana y que fue detenido en París el día 20 de junio de 1943, muy probablemente por su participación en actividades de resistencia contra el ejército invasor. Tras su detención fue trasladado a la prisión de Compiègne, un internamiento de la Francia ocupada destinado a los presos políticos de la región parisina y que derivó en un campo de tránsito antes de la deportación de los prisioneros, dependiendo de la administración alemana. Fue a partir de 1941 cuando se convirtió en un "campo de para elementos enemigos activos" y constituyó una reserva de rehenes: resistentes, activistas sindicales y políticos, judíos, civiles capturados en redadas y extranjeros.
La deportación de Manuel García Rodríguez comenzó el día 17 de enero de 1944, cuando fue integrado en un transporte compuesto por 1943 hombres (entre ellos 230 republicanos españoles) para ser deportado desde la estación de Compiègne, al norte de París. Este convoy tenía como destino el campo de concentración alemán de Buchenwald, situado en un bosque de Turingia, a 12 km de Weimar. El campo estaba rodeado de alambradas electrificadas para controlar a la población reclusa, que surtía de mano de obra esclava a las fábricas de munición de guerra, canteras y otras instalaciones en jornadas agotadoras de trabajo hasta la extenuación. Buchenwald fue un campo de concentración con trabajos forzados destinado fundamentalmente para enemigos del sistema político, minorías étnicas y “extranjeros”.
La mayoría de los republicanos transportados en el convoy del 17 de enero procedían de las cárceles, a raíz de su detención y condena, fruto de las redadas contra los movimientos de “La Resistencia” contra el ocupante nazi. Durante ese viaje, se produjeron algunas tentativas de evasión, cuando el convoy aún se encontraba en territorio francés, hecho que se repitió en posteriores transportes.
Los deportados ingresaron en el campo de concentración de Buchenwald el 19 de enero de 1944, tras tres días y dos noches en los que murieron muchos hombres, debido a su estado de salud (algunos de ellos habían sido torturados en las cárceles) y a las condiciones inhumanas de hacinamiento, hambruna y frio extremo en el transporte.
“Pese a ser enero, dentro del vagón hacía un calor enorme. Casi no se podía respirar. La gente que iba dentro gritaba y gritaba. Todavía no habíamos llegado a Buchenwald, pero en el momento en el que entrabas en el vagón, tenías que pensar en defenderte a ti mismo, porque el que se caía al suelo por una frenada del tren, ya no se levantaba más” (Testimonio del deportado español Virgilio Peña, Córdoba).
Puerta de entrada a Buchenwald con el pervertido lema"A cada uno lo suyo” . Foto: Claus Stille
A nuestro compatriota Manuel García Rodríguez se le impuso el
número de prisionero 40786. Figura en la ficha de registro del campo como
labrador y asignado al barracón 52. En la misma ficha se reseña como
contacto familiar a su madre María Josefa García Rodríguez, con residencia en
Lugo de Llanera (Bonielles, El Fresno).
Ficha de registro de entrada (19/01/1944) de Manuel García Rodríguez en Buchenwald
Transcurridos 9 meses de internamiento Manuel García
Rodríguez fue incluido, con fecha 29 de octubre de 1944, en un transporte de
reclusos hacia el Kommando de Dora-Mittelbau. Este campo, también conocido como
Dora-Nordhausen se creó el 28 de agosto de 1943 en el centro de Alemania, cerca
de las montañas de Harz, al norte de la ciudad de Nordhausen. Llegaría a ser el
más importante y temible de los subcampos de Buchenwald y adquirió tal
relevancia que pasó a ser catalogado como un campo principal.
En octubre de 1944, las SS convirtieron a Dora-Mittelbau en un campo de concentración independiente con más de 30 subcampos propios. Los asaltos aéreos de los aliados sobre los complejos industriales en Alemania obligaron a los nazis a la construcción de instalaciones de producción subterráneas. Los prisioneros del campo cavaron enormes túneles en las montañas circundantes para alojar fábricas dentro del programa de producción de misiles V-1 y V-2 y otras armas experimentales. La planta de fabricación principal era Mittelwerk, nombre en referencia a la empresa explotadora, excavada en la montaña de Kohnstein, cercana a Nordhausen.
Mantuvieron a los prisioneros en trabajos forzados bajo tierra, privados de la luz del día y el aire libre, y encerrados en túneles inestables, por lo que la tasa de mortalidad era aún más alta que en la mayoría de otros campos de concentración.
“Era enorme, aquel túnel, entrabas por Nordhausen y salías por Ellrich. Los trenes cargaban en las galerías laterales. Había un tren pequeño que sólo servía para evacuar a los muertos. Los cadáveres no estaban nunca bien colocados, siempre salían brazos, piernas... Seguro que siempre quedaba allí alguien vivo. Todavía oigo las máquinas perforadoras, con su ruido inhumano y las explosiones de pólvora, porque íbamos construyendo eltúnel al mismo tiempo... Aquel ruido, las explosiones, el polvo, losgritos, la gente que se moría por los rincones…”. (Edmon Gimeno Font) en Montserrat Roig, Noche y niebla. Los catalanes en loscampos nazis, 1980.
Dora-Mittelbau estaba rodeada por una cerca de alambre de púas electrificada, con la entrada principal en el este del campo. Al oeste de la entrada principal se encontraba el área donde se pasaba lista, donde reunían a los prisioneros antes de hacerlos marchar para ir a realizar trabajos forzados. Al este, detrás de la entrada, estaba el campo de las SS. Los crematorios se encontraban en el norte del campo.
En 1945, mientras las tropas aliadas penetraban en la Alemania nazi, las SS empezaron a evacuar prisioneros de los campos de concentración en las áreas periféricas, forzándolos en marchas de la muerte hacia el interior del Reich. Era parte de un esfuerzo desesperado para proseguir la guerra y para prevenir la caída de los prisioneros en manos de los enemigos, donde podrían testificar contra sus perseguidores.
Las evacuaciones de la primavera de 1945 trajeron consigo notables atrocidades, una de ellas acabó con la vida de nuestro compatriota Manuel García Rodríguez: la conocida como “Masacre de Gardelegen” (estado de Sajonia). Fue perpetrada contra los deportados integrados en una marcha que había salido de Mittelbau y de sus sub-campos varios días antes con destino a los campos de Bergen-Belsen, Neuengamme o Sachsenhausen. A causa de los bombardeos aliados, era un momento marcado por la retirada de los ejércitos alemanes y la inminente llegada de las tropas norteamericanas.
El 13 de abril de 1945 los nazis llevaron a alrededor de 1200 prisioneros a un granero situado a unos pocos kilómetros al noreste de la ciudad de Gardelegen, en la granja de Isenschnibbe, los encerraron dentro y prendieron fuego al edificio; disparando a cualquiera que tratara de escapar. A lo largo de la madrugada del 14 de abril comenzaron las tareas de ocultación del crimen, que implicaron a una gran cantidad de individuos locales concentrados en cavar fosas y enterrar a los muertos. Entre los cadáveres había supervivientes fatalmente heridos, que eran rematados en el acto. No obstante, la proximidad de los americanos impidió poder terminar completamente esta macabra “labor de limpieza”.
El 14 de abril, la 102º división del ejército estadounidense entró en Gardelegen, allí fueron encontrados los cadáveres de 1.016 prisioneros en el granero que todavía ardía y en zanjas cercanas, donde los nazis habían dejado sus restos quemados. También entrevistaron a varios de los prisioneros que lograron escapar del fuego y los fusilamientos. A los pocos días, fotógrafos del cuerpo de señales del ejército de los Estados Unidos llegaron a documentar el crimen nazi y para el 19 de abril de 1945, la historia de la masacre en Gardelegen empezó a aparecer en la prensa occidental.Las imágenes aparecieron pronto publicadas en diversos medios, entre ellos el Daily Worker londinense (sábado 21 de abril de 1945, p. 2), The Daily Telegraph and Morning Post (lunes 23 de abril de 1945, p. 8) o en el reportaje titulado “Atrocities” y publicado por la revista Life el 7 de mayo de 1945 (p. 35). El New York Times y el Wasington Post sacaron a la luz artículos sobre la masacre, citando a un soldado norteamericano americano que dijo: “Nunca estuve tan seguro antes de porqué exactamente estaba luchando. Antes de esto, hubiera dicho que esas historias eran propaganda, pero ahora uno sabe que no lo eran. Están los cuerpos y todos ellos están muertos.”
El 21 de abril de 1945, el comandante local de la 102º división ordenó a entre 200 y 300 hombres del pueblo de Gardelegen dar un entierro correcto a los prisioneros asesinados. Durante los próximos días, los civiles alemanes exhumaron 586 cuerpos de las zanjas y recuperaron 430 cuerpos del granero, poniendo a cada uno en una tumba individual. El 25 de abril tuvo lugar una ceremonia para honrar a los muertos y se construyó una lápida conmemorativa de las víctimas, que establecía que los ciudadanos de Gardelegen tendrían la responsabilidad de que las "tumbas se mantengan por siempre verdes como la memoria de estos desafortunados será mantenida en los corazones de los amantes de la libertad en todas partes".
Nuestro compatriota avilesino Manuel García Rodríguez fue el único deportado asturiano asesinado en la conocida como “Masacre de Gardelegen”, tras un calvario de deportación y trabajo esclavo bajo el totalitarismo del III Reich. Tenía 46 años.
Biografía escrita por Begoña Álvarez Cienfuegos
Grupo Deportados Asturias
Fuentes :
Archivo de Vincennes
Banco de la Memoria Democrática
CDMH
El Periòdic d'Andorra, 16/03/2009 .Roser Porta y Jorge Cebrián ,autores del libro “Andorrans als camps de concentració nazis” .
http://www.stgs.sachsen-anhalt.de/(En el libro conmemorativo de la asociación francesa Buchenwald, Dora et Kommandos )
ITS Digital Archive, Arolsen Archives.
Montserrat Roig, Noche y niebla.Los catalanes en los campos nazis.1980
Padrón de Avilés.
Registro Civil de Avilés.
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